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Losada y la genialidad de Butraqueño evitaron el ridículo

Cuando Añón conseguía el 3-0 en el minuto 65, casi todos los jugadores madridistas, Schuster y Butragueño sobre todo, se llevaron las manos a la cabeza. El Málaga, un equipo recién ascendido, le estaba dando al campeón de Liga una lección en todos los sentidos. Era un 3-0 justo, merecido, incluso corto para el juego de uno y otro equipo y para las oportunidades de las que había disfrutado el equipo local. Dos minutos antes había salido Losada. Su incorporación, junto a la de Tendillo, fueron las claves para que el equipo madridista consiguiera empatar el partido. Tendillo dio más seguridad atrás; Losada marcó dos goles y abrió muchos huecos para Butragueño y Hugo Sánchez. Para que el Málaga consiguiera tal ventaja influyó la lentitud con la que Schuster movió al equipo.El primer tiempo fue de claro color malaguista. Dominaba más en el centro del campo el Madrid, en el que todos los balones, inexorablemente, tenían que pasar por las botas de Schuster. Pero el ritmo era lento, cansino, casi inexistente. No llegaba nunca con soltura al área malaguista. Mientras, el equipo local, de la mano de Lauridsen y Juanito, con un ritmo casi trepidante, con velocidad y anticipación, con jugadas al primer toque, era capaz de poner a su rival contra las cuerdas.

La salida de Tendillo, el retraso posicional de Sanchis y el retorno a su forma habitual de jugar por la banda de Camacho dieron mayor solidez a la hasta entonces floja defensa madridista. Pero el centro del campo seguía siendo ordenado por Schuster, excesivamente lento, que jugaba un poco más retrasado que sus compañeros de línea, y a quien se le notaba una lógica falta de acoplamiento con el resto del conjunto.

Por tanto, el Málaga siguió sacando provecho y, tras un saque de esquina, marcó su tercer gol. No obstante, la salida de Losada, tres minutos antes de lo referido, dio muy pronto resultados positivos al galvanizó a la hasta entonces inoperante delantera madridista y un minuto después del gol de Añón, Butragueño destapaba el tarro de sus esencias y conseguía un gol antológico. A continuación, un mayor dominio del Madrid, un lógico cansancio malaguista y el acierto del ya citado Losada establecieron el empate, no sin que antes, con el 3-2, Hassan rematara al poste.

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