Chicos y chicas checos

Hubo una edad de oro del cine checo inmediatamente anterior a la insoportable gravedad del tanque, y en ella dieron sus mejores frutos Milos Forman, Ivan Passer, Juraj Herz, Vera Chytilová y, entre otros, Jiri Menzel, que por su singularísima Trenes rigurosamente vigilados, irónica comedia que mezclaba el amor y la política con indiscutible maestría y sin tufillo panfletario alguno, ganó el Oscar a la mejor película extranjera y situó su nombre en primera fila del cine de los sesenta.Los años que siguieron a la invasión de soviética, tan rigurosamente vigilados como el ferrocaril de Menzel, menguaron la calidad -y las esperanzas- del cine checo. Forman y Passer hallaron cálidos celuloides que ilustrar en Estados Unidos y no les ha ido mal la cosa, sobre todo al primero. Del resto de la avanzadilla sigue siendo Menzel el más aventajado. En 1978 realizó un nada despreciable canto a los pioneros cinematográficos titulado muy apropiadamente Los chicos de la manivela; en 1980, una divertida y crítica comedia, Tijeretazos, y hace un par de años volvió a ser propuesto para el Oscar por Mi pueblecito.

Tijeretazos, que es a la que vamos, es una nostálgica y humorística postal de época -los años veinte- sobre la que Menzel escribe y describe un triángulo amoroso y establece las pautas sociales sobre las que se van a mover los personajes y que no son otras que las del cambio de los tiempos, un leve asomo de libertad y la ruptura con la rígida moral que impera en el pequeño pueblo donde transcurre la acción. Menzel a ratos es poético -el paseo en bici de la protagonista-, a ratos cómico, con sentido de la comedia clásica -, y en todo momento lúcido, crítico e irónico. El conjunto de la suma no da una obra maestra pero sí un filme ameno y coherente.

Tijeretazos se emite hoy, a las 22.15, por TVE-2.