Teresa Losada
Barcelona, como tierra de misión
Al acabar preu se hizo franciscana misionera de María, y desde los 20 años su vida gira en torno al mundo árabe. Después de trabajar en la universidad de Barcelona como profesora de lengua y literatura árabe, decidió dedicarse de pleno a ayudar a emigrantes sin recursos económicos procedentes del Magreb y de Oriente Próximo. En 1977 fundó la Asociación de Amistad con los Pueblos Árabes, que tiene cuatro bait al thaqafa, o casas de cultura, por las que pasan cada año cientos de musulmanes.
Teresa Losada nació hace 45 años en Lugo y en 1962 llegó a Barcelona, donde comenzó a estudiar Filosofía y Letras. Entonces nunca se hubiera imaginado que su vocación religiosa la llevaría a vivir rodeada casi las 24 horas del día de marroquíes, argelinos, tunecinos o egipcios. Todo empezó cuando estando en el segundo curso de la facultad, la orden a la que pertenece la envió a Roma para estudiar en el Instituto Pontificio de Estudios Árabes. Dos años después regresó a Barcelona y acabó la carrera. Se doctoró y durante siete años fue colaboradora científica de la universidad y dio clases de lengua y literatura árabe.En 1977 abandonó la docencia universitaria para dedicarse a pleno rendimiento a su labor con los árabes. Junto con otras dos monjas se trasladó a vivir a Sant Vicenç dels Horts, trabajó en una fábrica textil de la localidad como mujer de la limpieza y fundó la Asociación de Amistad con los Pueblos Árabes.La asociación intenta suplir las carencias del sistema capitalista, que Teresa Losada define como "una máquina de crear pobres"; pero su labor no es evangelizadora, "no intentamos cambiar su religión, al contrario", explica. Además de ayudar a resolver problemas legales, económicos o sanitarios en los centros que la asociación tiene enseñan a hablar, escribir y leer castellano y catalán, dan clases de artesanía, corte y confección y cocina. Los niños, la mayoría nacidos ya en Cataluña y escolarizados, asisten a lecciones de árabe e islam para no perder sus raíces.
Teresa Losada cree que los problemas de discriminación que padecen los árabes se deben tanto al desconocimiento de su cultura como al factor económico. "Con los árabes de Marbella no creo yo que haya tanto problema", explica. Su convivencia con esos emigrantes le ha hecho cambiar algunos puntos de vista. Por ejemplo, sobre el robo. "No es que yo defienda el robo, pero los robados son ellos. Esto lo tengo clarísimo".
Teresa Losada conoce bien el Magreb y en especial Marruecos, donde ha vivido algún tiempo. Su pasión por el mundo árabe ha hecho que sea la gastronomía de esas tierras su preferida. Le encanta el cus-cus, el mechui o cordero rustido y el té a la menta. Lo mismo le ocurre con la literatura. Sus lecturas favoritas son las poesías del libanés Jalil Jibran y los textos místicos del sirio Al Hallaj.
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