Ferlosio y Las Casas
No dejan de sorprender los artículos que Rafael Sánchez Ferlosio, excelente escritor, que no historiador, ha publicado en EL PAÍS a propósito del V Centenario del Descubrimiento.Rafael Sánchez Ferlosio pare ce prolongar las imprecaciones del dominico Las Casas y convertirse, pasados los siglos, en su discípulo más vehemente. Y Rafael Sánchez Ferlosio dice algunas verdades: las mismas que, con igual saña, dijeron los mexicanos, los peruanos o los argentinos y con mejores y exagerados argumentos.
Rafael Sánchez Ferlosio es injusto con Cortés (y no lo hubiera sido con Pizarro), y asombra que, en una girándula inventada por Rousseau, dé otras vueltas a la teoría del buen salvaje. Las barbaridades que se les señalan a los conquistadores españoles ya fueron denunciadas también por otros españoles, borrados del mapa y de los textos por el franquismo, que, contrariamente a Rafael Sánchez Ferlosio, creía en el imperio, aunque no se sabe bien qué clase de imperio.
En tanto, Las Casas juraba que había visto matar, a manos de un solo caballero, a 2.000 indios en una hora (capítulo VIII de Historia de las Indias), algo más de 33 indios por minuto, récord insuperado hasta hoy. Pero Las Casas no hablaba de la afición culinaria de los aztecas que hicieron albóndigas y croquetas de los prisioneros españoles, alimento llamado en nahua tlacalaolli (mezcla de carne humana y maíz) para formar el bocadillo que se daba a los elegidos para el sacrificio. No obstante esto, es cierto que perdieron la guerra y que los indígenas sufrieron un trato cruel e implacable. Sin embargo, la gran matanza -que deja menguada y pálida a la conquista- comenzó precisamente cuando los españoles abandonaron América, en el momento en que se entronizó en el poder el militarismo y la oligarquía criollos, después que ese poder convirtió en despojos los cuerpos y las ideas de Bolívar, Artigas, San Martín, etcétera, y comenzó su historia de crímenes, torturas, estupros, infanticidios y desaparecidos que llegan hasta hoy, que ya no duermen el sueño de los siglos, y sobre la que no he visto que Rafael Sánchez Ferlosio se tomara el trabajo de denunciar. Quizá porque lo suyo es acusar sólo la barbarie hispánica, aunque ésta ya esté (ETA aparte) muerta y enterrada.
La segunda leyenda negra (y más negra que leyenda de hipérboles) de Rafael Sánchez Ferlosio no creo, con todo respeto, que tenga hoy ningún sentido. El V Centenario, que yo sepa, no se propone conmemorar las violaciones de las indias por los soldados españoles, o el asesinato de Atahualpa o la destrucción de Tenochtitlán, sino un hecho histórico universal que corresponde a España y que es el descubrimiento de una gran parte del planeta, en una época en que la Tierra todavía no era redonda. Si Rafael Sánchez Ferlosio también tiene algo contra esto, o sostiene que la culpa de que la Tierra sea redonda es una barbaridad de los españoles, me dedicaré sólo a leer sus espléndidas andanzas de Alfanhuí, donde la ficción resulta más creíble que sus juicios históricos.- Hugo Emilio Pedemonte.
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