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Amenazas y pintadas

Juan Antonio Carbajo

La mayoría de los fugados afirma que no es plato de gusto tomar la decisión de abandonar un partido, sobre todo cuando con ello se pone en juego la mayoría del partido que se abandona. Lo habitual es que, durante varias semanas, los pueblos en donde se produce la fuga política se llenen de pintadas pidiendo la cabeza del desertor y que el teléfono particular suene a horas intempestivas.A José Luis Ortiz, el primer diputado que abandonó AP en la Asamblea de Madrid, le dijeron dos días antes de tomar su decisión, que podía tener un accidente si por fin adoptaba la decisión que pensaba tomar. "No me lo tomé en serio pero, de hecho, el teléfono de casa estuvo sonando todas las noches durante dos meses", dice.

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"Traidores"

Las rústicas paredes de piedra de las casas de Soto del Real, pequeña población de 1.715 vecinos, en la falda de la Sierra del Guadarrama, amanecieron cubiertas de pintadas contra los dos concejales socialistas que decidieron dejar el PSOE. Lo más suave que se les llamó fue "traidores". "En los plenos, miembros de la agrupación socialista local y del CDS nos amenazan" dice José Luis Pérez Herrero. "A mí me han llegado a decir que me iba a encontrar con lo que no espero", añade.

En Móstoles, la marcha de Martín Gálvez, cabeza de lista de IU en las pasadas elecciones, y su incorporación al grupo de gobierno socialista molestó por igual a AP, CDS e IU. Su decisión rompía la mayoría que mantenía la oposición (14 concejales frente a 13 del PSOE).

Martín, a pesar de que han transcurrido cuatro meses de su pase, sigue recibiendo amenazas e insultos. Cuando los miembros de la oposición le preguntan, se alzan las voces de un sector del público: "Sí, que hable el traidor, que hable". Su vehículo ha sido dañado en varias ocasiones y él mismo ha perdido varios kilos desde que dejara IU.

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