Rosas rojas para la ministra

Matilde Fernández, de 38 años, psicóloga, se resistía a ser ministra. Una y otra vez ha repetido a sus amigos que es muy joven, aunque a renglón seguido confiesa que le enorgullece el que "la hija de una humilde portera" se siente en la mesa del Consejo de Ministros. El departamento de Asuntos Sociales, del que será responsable a partir del próximo martes, es un ministerio de nueva creación al que hay que dar contenido. Felipe González le ha comunicado que agrupará competencias hasta ahora incluidas en los ministerios de Justicia, Trabajo y Cultura. Matilde Fernández será responsable de los temas de juventud, acción social, protección del menor y probablemente medio ambiente.El nombramiento le obliga a dimitir como secretaria general de la federación de químicas de UGT, y, en consecuencia, la organización debe proceder ahora a celebrar un congreso extraordinario. Está previsto que el lunes o el martes de la semana próxima se reúna la ejecutiva y convoque un comité federal para este mismo mes de julio que fije la fecha del congreso extraordinario, que debe celebrarse en un plazo máximo de tres meses.

Ayer se mostraba nerviosa ante los periodistas cuando salía de Ferraz, la sede del partido socialista, pero no ocultaba su sentimiento de "satisfacción y la gran responsabilidad" por desempeñar una cartera que, según sus palabras, le permitirá desarrollar "un trabajo muy socialista y corregir desigualdades". Para ello cuenta con la ayuda colectiva de las mujeres en su nueva responsabilidad.

Entre las felicitaciones que ha recibido le ha agradado de manera especial un ramo de rosas rojas de sus compañeras de la ejecutiva federal del PSOE, las que le ayudaron a conseguir la cuota del 25% para la mujer, su gran triunfo en el último congreso del PSOE.

De momento se muestra contenta con que haya dos mujeres en el nuevo Gobierno, pero está convencida de que en el futuro le parecerá poco.

Matilde Fernández conoció su nombramiento como ministra en la misma tarde del jueves. Hasta la diez de la noche de ese día mantuvo una reunión con la ejecutiva de la federación de químicas de UGT, pero su mutismo fue tal que los sindicalistas conocieron el nombramiento por los medios de comunicación.