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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El cambio, amenazado

MAÑANA, MIÉRCOLES, los mexicanos acudirán a las urnas para cumplir con un compromiso que tiene más de rito que de ejercicio democrático. La votación servirá simplemente para ratificar la designación de un presidente cuyo nombre se conoce por adelantado. Las peculiaridades del sistema político mexicano y los logros del régimen que ha dado estabilidad a ese país no pueden ocultar la realidad de un Gobierno autoritario, no directa y totalmente elegido por el pueblo, que subsiste en uno de los países más grandes e influyentes de América Latina.Horas antes de que los mexicanos acudan a las mesas de voto, dos de los principales colaboradores del candidato opositor Cuauhtémoc Cárdenas han sido asesinados por desconocidos. Este gravísimo incidente pone en tela de juicio las esperanzas de renovación democrática del sistema político que se habían suscitado a lo largo de esta campaña. Estas esperanzas tenían su fundamento en la existencia de una oposición más fuerte y mejor organizada que ,en anteriores comicios. A la izquierda aparecía por primera vez una fuerza unida que en la campaña ha demostrado disponer de un sólido respaldo electoral. Se trataba precisamente de la opción encabezada por Cárdenas, un líder empeñado en demostrar que su carisma obedece a algo más que al apellido que le cobija. A la derecha está el Partido de Acción Nacional (PAN), que a su fuerza tradicional en los Estados del Norte parece haber añadido ahora algún respaldo en el conjunto de¡ país, apoyado en la personalidad de un candidato temperamental, pero válido, como Manuel Clouthier. Los dos compitencon el PRI, el partido heredero de la revolución, que se autodefine como centro-progresista; en él conviven, sin embargo, fuerzas de extrema derecha y los restos de un populismo vagamente izquierdiz ante, junto a tecnócratas del aparato, todos ellos moviéndose en torno al poder y a los alicientes que, en un sistema tan penetrado por la corrupción como el mexicano, ello conlleva.

Presenta el PRI para estas elecciones, y éste era el segundo ingrediente alentador con vistas a mañana, un candidato que se dice identificado con las necesidades de cambio y modernización de la sociedad mexicana. Carlos Salinas de Gortari puede ser generador de ideas nuevas en el próximo Gobierno mexicano. Son reconocidas su preparación intelectual y sus cualidades como administrador. Ha prometido acabar con el régimen de partido único y convertir al país en una democracia plena, con elecciones libres y limpias en las que cada candidato tenga posibilidades de victoria. Pero las virtudes que parecen adornar a un hombre empeñado en romper con el pasado quedarían defraudadas si no es capaz de aclarar en el plazo más rápido posible las sospechas que pueden recaer por este doble asesinato sobre un sistema que ha utilizado con demasiada frecuencia la violencia institucional para eliminar a los rivales políticos.

Existen, además de este de la violencia, otros importantes obstáculos para el cambio, entre los que destacan la corrupción, los cacicazgos, el insaciable apetito de poder de los políticos oficialistas y el desánimo de una sociedad cuyas expectativas han sido defraudadas regularmente. Y la crisis económica. El peso de la deuda externa -México ha pagado 50.000 millones de dólares a los bancos acreedores en los últimos cinco años-, la caída de los precios del crudo, el desempleo, la escasez de producción de alimentos, el envejecimiento de gran parte de la industria, la debilidad de la moneda, son síntomas que ilustran el declive de la economía mexicana tras los años del El dorado petrolero.

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El momento de México es grave, y se necesitan más que firmes promesas de cambio para que ese gran país pueda acceder al futuro con esperanza.

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