_
_
_
_

Li Delun

Ser o no ser músico en China

Muchas cosas están cambiando en China. No obstante, el músico y director Li Delun no cesa de cuestionarse cómo y hasta qué punto su "enorme, demasiado enorme" país puede educarse en materia musical. Música seria, se entiende, puesto que la otra, la popular y tradicional, está ya a la altura que le propicia el haber sido utilizada como arma de propaganda y de estímulo al trabajo de parte de los poderes oficiales durante tanto tiempo. Quienes sí se interesan por la música son los profesionales, que en su mayoría viven su vocación de manera entusiasta, aunque deban buscarse el modo de ganarse la vida de otra manera no tan acorde a sus predilecciones.

Él mismo, antes de ser nombrado director titular de la Sociedad Nacional Filarmónica, con cuya orquesta de cámara realiza una gira por España, ha pasado por diversas etapas en las que tuvo que ocuparse tanto de musicar acompañamientos para obras de teatro chino como atreverse a resaltar escenas de los dramas de Shakespeare o Molière: "Trabajando en el drama musical", afirma en el doble sentido. De hecho, llegó a la música de la mano del espectáculo. Muy joven alcanzó a ver los filmes mudos alemanes y rusos y le sedujo la manera en que unos instrumentistas eran los encargados de darles voz a los personajes de la ficción.Su padre no se tomó nunca en serio su decisión de convertirse en músico profesional. Digirió peor que escogiera el piano y el violín (más tarde sería el violonchelo) cuando en China existía una lista interminable de instrumentos genuinos y de más cómodo y fácil alcance. "Y eso que", explica Li Delun, "en China hay muchas fábricas en donde se construyen miles y miles de instrumentos de cuerda e incluso pianos de gran calidad, pero destinados a la exportación".

La música clásica, occidental o seria, según apelaciones que Li Delun utiliza como si se tratara de sinónimos, empezó a sonar en China gracias a las colonias de italianos, alemanes y franceses establecidos en Shanghai. Muy pocos indígenas eran invitados a lo que era un acto y una convención social en ultramar. Los poco más de media docena que tuvieron el privilegio de ser seleccionados -entre ellos, Li Delun- han sido luego los que han invadido los escasos puestos de dominio en los también escasos conservatorios dispersos en ese resueltamente demasiado enorme país.

La irrupción del maoísmo en 1949 significó también la oportunidad para que esos privilegiados pudieran -"un tanto anónimamente", precisa Delun- autootorgarse la categoría de enfant terrible. Beethoven o Mozart seguían prohibidos ("más que prohibición, es que no había nadie capaz de interpretar sus obras", asegura Delun), pero se conseguía que una orquesta sinfónica no se denominara "grupo popular sinfónico", ahí es nada.

Hoy hay nueve conservatorios superiores en China. Y la promesa del Ministerio de Cultura de levantar otros 21 en provincias en un plazo máximo de cinco años. Los esfuerzos se concentran también en la enseñanza escolar. Es aquí en donde mejor se puede generalizar el gusto de la música y descubrir los posibles talentos. La televisión, por su parte, procura deshacer lo andado. Nada de música seria. En eso China es como casi todo el mundo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_