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Nadie quiere una revolución 'iraní' en Líbano

Los muftíes Jaled y Kabalan, dispuestos a colaborar con los maronitas en la búsqueda de la paz

Ángeles Espinosa

"Una revolución como la iraní no puede darse actualmente en Líbano porque fracasaría,", asegura con convicción el muftí shií Abdelamir Kabalan. Aunque sólo sea en este punto, el muftí sunní Hasan Jaled coincide con él. Ambos dignatarios religiosos representan a sus respectivas comunidades ante las autoridades de la República libanesa, y sus cargos, como el del Papa, son vitalicios. Musulmanes sunníes y shiíes se consideran desplazados frente a los cristianos maronitas, que copan los principales puestos de la Administración pública.

El islam no diferencia entre política y religión, y ésta es una verdad admitida tanto por sunníes como por shiíes. "La libertad del hombre, la Justicia, la igualdad, la seguridad son tanto un asunto político como religioso", afirma el rnuftí Jaled. De acuerdo con esto, la política se convierte en un deber para el musulmán, que encuentra en el Corán una verdadera cosmogonía, incluidas las leyes que rigen todo tipo de relaciones entre los hombres.Paradigma de esta confusión entre asuntos del César y de Dios, Líbano consagra en su Constitución un reparto de poder fundamentado única y exclusivamente en las diferentes confesiones de sus ciudadanos Hasta 16 grupos religiosos conviven bien que mal en el país de los cedros. Sunníes, shiíes y drusos, entre otros, cuestionan los privilegios reservados a los maronitas y reclaman, una mayor participación política de sus respectivas comunidades, cuando no un Estado aconfesional, en el que, habida cuenta de su actual superioridad, numérica, tendrían por lógica una mayor representación.

Sin embargo, el muftí Kabalan no está de acuerdo en que la religión sea un problema, sino una ayuda para su resolución. Según sus palabras, la idea de que las dificultades libanesas tienen un origen religioso surge de una "imagen distorsionada" de la realidad. Para él, se trata de un problema social y económico: "Los privilegios obtenidos por algunos grupos han dado lugar a las desigualdades y a la falta de Justicia". Kabalan asegura que sólo una sociedad que garantice la justicia y la igualdad para todos sus miembros, hombres y mujeres, podrá acabar con las contradicciones que han destruido Líbano.

Relevo presidencial

La proximidad del relevo presidencial, previsto en principio para el mes de agosto, ha abierto de nuevo el debate sobre la reforma constitucional necesaria para garantizar una verdadera y libre representación de todos los ciudadanos. Pero nadie parece albergar muchas esperanzas. Tras 40 años de preponderancia imaronita, quienes se han considerado sojuzgados aspiran ahora a imponer sus propias coinvicciones. En cuanto al modelo de sociedad que deseaban para Líbano, ambos muftíes hicieron hincapié en la abolición de los sectarismos y en la libertad de los ciudadanos, sin que estas palabras tengan por que significar lo mismo en los dos casos. En realidad, los sunníes y los shiíes libaneses están tan alejados entre sí como estos últimos de los maronitas. Tanto Kabalan como Jaled se manifestaron dispuestos a colaborar con el patriarcado maronita en la búsqueda de la paz.Esta penetración de la religión en los asuntos políticos no significa tampoco que el libanés sea una persona muy devota. La pertenencia a una determinada confesión se convierte en bandera de identidad. La reciente revolución islámica iraní ha servido de modelo para numerosos grupúsculos shiíes en Líbano, donde se encuentra la segunda mayor concentración de fieles de esta confesión. Además de las creencias comunes, han contribuido a esta influencia los lazos de parentesco entre familias de ambos países debido al establecimiento de los iraníes que huyeron de la de la nación otomana en el valle de la Bekaa, al este de Beirut.

"Se ha tratado de la revolución más importante desde la francesa y la rusa, y ha venido a despertar de su letargo al mundo árabe y musulmán", reconoce el muftí shií. No obstante, él apoya más "la idea de una revolución por la educación y la enseñanza del islam que un movimiento de carácter militar".

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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