_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mentira

LA RENOVACIÓN, en personas y sistemas, que está experimentando el mercado financiero español viene convirtiendo el paisaje en el que éste se desenvuelve en un auténtico escenario más propio de los seriales televisivos americanos que de la imagen a la que nos tenía acostumbrados la banca en este país. Es emocionante. Preocupante también cuando todas esas aventuras se realizan con un dinero que muchas veces no es propiedad de quienes lo manejan y cuando el Gobierno confunde su deber de no interferir en el mercado con una especie de silencio administrativo oficial que preocupa ya sobradamente a los ciudadanos.El espectáculo de manipulación informativa al que vienen siendo sometidos los periódicos españoles en los últimos meses en torno a estos psicodramas financieros es igualmente descorazonador. Mediante tales sistemas no sólo se pretende utilizar las armas de la opinión en beneficio de uno u otro bando en liza, sino también desacreditar a los medios, a los que se les querría ver convertidos en dóciles instrumentos de las especulaciones ajenas.

Uno de los episodios más llamativos de esta guerra de rumores, bulos, noticias falsas e insinuaciones la ha vivido EL PAÍS este mismo fin de semana. En la mañana del viernes, un redactor de la sección de Economía era recibido durante casi tres cuartos de hora por el vicepresidente de Torras Hostench y representante de KIO en España. En el curso de la conversación, el señor De la Rosa explicó al periodista la voluntad de KIO de vender su participación en Cartera Central si no se llegaba a un acuerdo entre ésta (dirigida por la pareja de financieros conocida como los Albertos) y el sector oficialista del Banco Central, que ayer celebraba su junta. EL PAÍS publicó la noticia, respetando la fuente a petición de la misma, junto con el rotundo mentís de los gestores de Cartera Central. Una eventual posición agresiva de éstos en la junta de ayer se veía sin duda perjudicada por esa filtración. Finalmente, un acuerdo entre los sectores en discordia fue alcanzado a las tres de la madrugada. La junta fue pacífica, y KIO podía volverse atrás en sus pregonadas intenciones.

Pero a mediodía de ayer, y en carta dirigida al director de EL PAIS, el representante de KIO y vicepresidente de Torras denunciaba su asombro por el hecho de que, al dar la información, el periódico "no haya contado con nuestra propia postura al respecto, achacándonos algo totalmente falso, como los propios hechos han demostrado". La mentira es un arma frecuente entre las relaciones humanas. Pero ante una mentira tan burda como la del señor De la Rosa merece la pena preguntarse cuántas otras habrá dicho. El respeto a las fuentes informativas se basa, en toda regla periodística, en una actitud mutua por parte de esas fuentes. EL PAÍS tiene la obligación de desvelar el origen de la información que publicó ayer sobre KIO, pues así lo exige la credibilidad de nuestro periódico y los derechos de nuestros lectores.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Por lo demás, un proceso de mayor diafanidad informativa por parte del Gobierno y de las instituciones financieras está siendo necesario en todo este asunto. Mucho más aún si se tiene en cuenta que KIO representa intereses de un Estado extranjero, ante los cuales, y por legítimos que sean, las autoridades no pueden permanecer ni pasivas ni silenciosas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_