Un alud sepulta en Turquía varios edificios y automóviles
Se teme que unas 300 personas han podido morir en Turquía al quedar sepultadas ayer por un desprendimiento de tierras en la localidad de Catak, en la provincia de Trebizonda, a unos 500 kilómetros de Ankara. Se cree que entre las víctimas figuran varios turistas extranjeros que viajaban al monasterio de Sumela en autobuses. El gobernador de la provincia, Enver Hizlan, dijo que, se estima que en los restaurantes sepultados había entre 100 y 150 clientes.
Una escuela también quedó sepultada por el alud, pero no se sabe si cuando ocurrió el accidente estaba ocupada. El aluvión de tierras, originado por las intensas lluvias que han caído en la zona durante las últimas semanas, ocurrió a las ocho de la mañana (hora local).La radio oficial turca informó ayer tarde, diez horas después del accidente, que se habían rescatado tres cadáveres y varios heridos entre los escombros de las instalaciones afectadas. Pero la organización de socorro Media Luna Roja, citada por la agencia de prensa semi oficial Anatolian, dijo que se teme que unas 300 personas hayan muerto en el gigantesco corrimiento de tierras.
Equipos de socorro y rescate enviados desde diversos lugares próximos a la zona de la catástrofe participan en la búsqueda de posibles supervivientes, pero las tareas se vieron dificultadas por la continua caída de piedras y los movimientos de tierra. "Yo vi cómo la montaña se venía hacia mí", dijo Zeki Ilan, que trabaja en uno de los equipos de socorro.
"Oí un enorme ruido y empecé a correr", dijo a la agencia Anatolian el viajero Polat Bak, que había abandonado uno de los dos restaurantes devastados. "Cuando me paré y miré hacia atrás ya no vi ni la cafetería ni los coches, como tampoco a otras cuatro personas que habían salido corriendo conmigo.
Unas 500.000 toneladas de barro y piedras cayeron arrastradas de las montañas y sepultaron dos restaurantes, autobuses, coches y una escuela, según informó la agencia semioficial Anatolian. Previamente, un desprendimiento menor había bloqueado durante ocho horas la carretera y varios edificios cercanos de la zona.
Hospitales y cocinas de campaña fueron instalados cerca de Catak, a 500 kilómetros al noreste de Ankara, en la carretera que va a la ciudad portuaria de Trebizonda (capital de la provincia del mismo nombre). El Gobierno hizo un llamamiento público solicitando donantes de sangre para los heridos del accidente.
El presidente turco, Kenan Evren, envió un mensaje de condolencia, y el primer ministro, Turgut Ozal, que se recupera de una herida consecuencia del atentado que sufrió el pasado sábado, dijo que todos los medios del Estado se movilizarán para tratar de ayudar a superar la tragedia.
El desastre de ayer es el primer corrimiento de tierras de tal magnitud ocurrido en Turquía en los últimos años. Cerca de la zona está situado un importante anillo sísmico. En 1983, 1.300 personas murieron cuando un terremoto destruyó la población de Pesinler, en la provincia de Erzurum, limítrofe de la de Trebizonda.
[En Madrid, en el Ministerio de Asuntos Exteriores no se tenía ayer información de si entre las víctimas por el alud de Turquía había ciudadanos españoles. Al parecer, en el desprendimiento de tierras quedaron sepultados varios autobuses de turistas que presumiblemente se dirigían al cercano monasterio de Sumela. La Embajada española en Ankara tampoco tenía información de la magnitud de alud de Catak, y sólo disponía de la información de los medios periodísticos turcos que hablaban únicamente de la existencia tres muertos y varios heridos].
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.