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CONTINUIDAD EN FRANCIA

Mitterrand ordena a Rocard gobernar en minoría

Lluís Bassets

El presidente de la República, François Mitterrand, anunció ayer que confirmará a Michel Rocard como primer ministro, escasas horas después de la dimisión del Gobierno, y aseguró que "Francia está gobernada y seguirá estando gobernada", en un mensaje televisivo y radiofónico en el que despejó una buena parte de las enormes incógnitas que pesan sobre la vida política francesa, después de los insólitos resultados de las elecciones legislativas. Mitterrand reconoció que hubiera deseado conseguir la mayoría absoluta, pero afirmó con vehemencia que la actual mayoría en la Asamblea Nacional le bastaba para gobernar y aplicar el programa expuesto durante su campaña presidencia¡, con su Carta a todos los franceses.

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El primer ministro, Michel Rocard, presentó ayer por la mañana su dimisión y la de su Gobierno al presidente de la República, como es de rigor según la Constitución francesa después de unas elecciones legislativas. Mitterrand pidió a Rocard que siguiera ejerciendo sus funciones junto con el Gobierno hasta la constitución de la Asamblea Nacional, prevista para el 23 de junio, momento en que teóricamente el presidente aceptará su dimisión o le confirmará en su responsabilidad y le pedirá la formación de un nuevo gobierno.Mitterrand, con un mensaje exento de todo dramatismo, pronunciado en tono tranquilizador y enérgico, explicó por segunda vez las razones de la súbita disolución de la Asamblea Nacional, después de su relección. "La actitud de los principales dirigentes de la oposición de ayer, proclamada desde el mismo 8 de mayo, prohibía esperar en un plazo razonable la reunión de las buenas voluntades útiles y Francia no podía esperar", aseguró. Respecto a los resultados electorales, Mitterrand aseguró que la "anterior mayoría parlamentaria es ahora minoritaria" y que los electores le habían dado los medios que esperaba para gobernar. "Ciertamente", aseguró, "esperaba conseguir la mayoría absoluta, pero la mayoría parlamentaria existe, es fuerte, coherente y duradera".

Un tabú francés

El presidente francés citó los casos de Suecia, República Federal de Alemania y Holanda como países donde se producía idéntica situación, rompiendo así un clásico tabú francés, cuyos orígenes están en las crisis de la IV República, que identifica gobiernos en minoría con decadencia y crisis.

Pero este argumento recibió inmediatamente una cierta inflexión muy propia del gaullismo. Según Mitterrand, Francia tiene sobre estos países la ventaja de contar con una presidencia poderosa y armada de poderes decisorios. "Poderes que son los míos y que son la fuerza de nuestra Constitución", añadió. A pesar de su calurosa defensa de la estabilidad de la presente situación parlamentaria, Mitterrand se mostró dispuesto e interesado en la ampliación de la base del Gobierno y lanzó numerosos guiños hacia los centristas, mediante el subrayado de los temas más característicos de la campaña de Raymond Barre y de los propósitos anunciados por Giscard d'Estaing al anunciar el interés de una "nueva cohabitación", como son la imparcialidad del Estado, la apertura hacia la sociedad civil o la cooperación con las minorías parlamentarias.

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Una parte sustancial de su discurso estuvo dedicada a repetir los temas mayores de su campaña electoral, que suscitaron una enorme corriente de simpatía entre los franceses. El presidente interpretaba así, con el instrumento de los principales puntos de su programa político, los resultados del domingo, en tanto que confirmación de la confianza recogida en las urnas el 8 de mayo: Europa, la paz y el desarme, la solidaridad y la cohesión sociales, el impulso a la inversión, la educación y la investigación como principales paliativos contra el, paro, o el rechazo de las exclusiones contra los pobres, los inmigrados, las mujeres, los enfermos graves o las poblaciones alejadas (en referencia explícita a la minoría canaca de Nueva Caledonia).

Elementos centristas

Mitterrand entró también en pormenores sobre la futura marcha del Gobierno. Rocard presentará al parlamento las leyes que considere necesarias para la aplicación de este programa presidencial, en el que hay inconfundibles elementos centristas. El Parlamento deberá definirse ante cada uno de ellos. "Veremos entonces quien estará dispuesto a tender la mano", aseguró.

El diseño de este proyecto de apertura gradual, en la que cada gesto legislativo significará un desplazamiento de fuerzas, no le impidió denostar abiertamente a las fuerzas de la antigua mayoría conservadora. "A pesar de algunas personalidades valientes, ninguna de las formaciones políticas que constituían hasta domingo pasado la mayoría parlamentaria ha rechazado el concurso electoral de una organización que se inspira en el racismo [Frente Nacional]".

Mitterrand terminó su discurso con frases graves pero mesuradas, plenamente investido de su imagen de monarca republicano: "Os doy la seguridad, Francia está gobernada y será gobernada. Sé que puedo contar con vosotros".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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