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Un escándalo sexual rompo la imagen tradicional del cricket británico

El cricket es, más que un deporte, un acontecimiento social. Británico y rural, elegante y caballeresco, aburrido y reiterativo, este fenómeno, de difícil comprensión para quien no pertenece a la esfera cultural británica, atraviesa un momento de grave crisis. Un escándalo sexual y la publicación de unas memorias han provocado la crisis. Mike Gatting, capitán de la selección inglesa, ha sido relevado sin honor.

Los buenos modales sobre el terreno de juego y un aguado interés del público por lo que se está ventilando en el campo son rasgos indelebles de un encuentro de cricket, cuanto más rural y privado más puro en su vertiente extradeportiva. Los asistentes a un partido están más pendientes de la conversación y de la interacción social que de las evoluciones del juego.En un encuentro internacional la atmósfera no es tan relajada, aunque nada de extraordinario tiene que las gradas del campo estén vacías. Pero, en cualquier caso, existen principios inviolables y uno de ellos es, si no la infalibilidad del árbitro, si la inapelabilidad e indiscutibilidad de sus fallo. "Si este principio deja de respetarse, ya no se puede jugar más al cricket", editorializa el matutino The Independent.

Mike Gatting, capitán del equipo británico, violó el pasado mes de diciembre este dogma en un sonado enfrentamiento con un árbitro paquistaní. La escena del intercambio verbal entre ambos -los modales perdidos, el gesto crispado, el índice de Gatting apuntando amenazador al rostro del juez- es, sin género de dudas, la más repetida por televisión en la historia del juego. La razón asistía al jugador, pero su falta de compostura, considerada vergonzosa e imperdonable por los comentaristas, provocó oleadas de indignación en Inglaterra.

Gatting pretendía defender ahora su criterio en un libro autobiográfico. Su decisión generó estupor y sonados llamamientos a la circunspección, no sin base, ya que los jugadores tienen el compromiso de no hablar de aquél encuentro durante dos años. El jugador acabó por ceder en su empeño, pero su repliegue ha pasado desaparecibido al coincidir con el escándalo que le ha puesto fuera de la selección.

Bacanal

El diario sensacionalista The Sun reveló a mediados de semana que el domingo anterior el capitán y algún otro miembro de equipo inglés participaron presuntamente en una bacanal con varias camareras en el hotel en que estaban concentrados par su partido contra los caribeño de las Indias Occidentales. El rotativo daba pormenorizados detalles de cómo los jugadores celebraron por todo lo alto el 31 cumpleaños de Gatting, casado y padre de familia."Me indigna ver el nombre de Inglaterra arrastrado por esos andurriales", comentó Micky Stewart, responsable máximo del equipo. Stewart, inició una investigación sobre el caso para responder al requerimiento de la federación de que el equipo que dase "más blanco que el blanco" y, al final, rodó la cabeza de Gatting. La federación asumió el rechazo del jugador a las acusaciones de que fue objeto por parte de The Sun, que él va a llevar a los tribunales, pero le relevó de la dirección del equipo por haber "dañado la imagen del cricket y del equipo de cricket de Inglaterra", en palabras de Stewart, a haber aceptado "compañía femenina" a última hora de la noche en su habitación.

El fallo ha sido recibido con división de opiniones. Gatting no era la personalidad más adecuada para el puesto, pero la federación tampoco ha estado a la altura y ha sido acusada de actuar con hipocresía. No es la primera vez que se dan ambas circunstancias. Estos días se notan las manchas en el blanco del cricket inglés.

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