El PCF levanta cabeza
El Partido Comunista Francés (PCF), tras dos quinquenios de declive constante, despegó levemente en la primera ronda de las elecciones legislativas del pasado domingo en Francia. Respecto al porcentaje de las presidenciales del pasado mes de mayo, ganó cuatro puntos y medio.Ni los propios comunistas exageran lo positivo de un resultado que, de todas maneras, debido a la criminal ley electoral mayoritaria a dos rondas, reducirá su representación parlamentaria a una veintena de diputados, como máximo.
Los especialistas, al día siguiente de la reelección de Mitterrand, pronosticaron que, en estos comicios generales, el PCF continuaría perdiendo votos hasta quedarse sin representación en la Asamblea. No ha sido así. Por varias razones.
La principal, sin duda, tiene que ver con el sentimentalismo ideológico que caracteriza a la sociedad francesa y, muy particularmente, a una franja importante de la izquierda tradicional.
Las culturas de derecha e izquierda han hecho la Francia de después de la Revolución. Pero hoy, Mitterrand, el portavoz oficial desde hace más de un cuarto de siglo de esa izquierda fraternal y generosa, es el primer reconvertido a la "unión", su lema de la reciente victoria presidencial, y a la "apertura" a todos los franceses, ya acuñada como la estrategia de su segundo septenio.
Este giro es el que no ha digerido la fracción del electorado francés que, de nacimiento, se considera de izquierdas, al menos a la hora de votar, y que necesitará hasta su óbito un partido que siga garantizando su purismo de izquierdas.
Una segunda razón se presenta como aval del resurgir del PCF: en las legislativas, la personalidad local del candidato cuenta más que la afiliación. A la postre, el PCF ha alcanzado aproximadamente la misma cota que en 1986, y haber desbordado al Frente Nacional, de extrema derecha, representa un éxito psicológico indudable.
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