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Los comunistas yugoslavos enjuician la era pos-Tito

La Liga de los Comunistas Yugoslavos (LCY) dio ayer un último margen de confianza y un plazo hasta el otoño, a la dirección y al Gobierno federal para que frenen el vertiginoso deterioro económico y político. La conferencia nacional del partido concluyó su reunión, en la que durante tres días se vertieron durísimas acusaciones contra la dirección, pero no se logró poner fin a la parálisis general del partido. La conferencia se convirtió en un juicio al postitoísmo, ocho años de descomposición política, enfrentamientos entre las repúblicas y declive económico. Las diferencias sobre la necesidad y los tipos de la reforma política se mantienen al término de la conferencia. En el terreno económico predominó la voluntad de acatar las condiciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el saneamiento de la economía y el acceso a nuevos créditos. Varios oradores advirtieron sobre los peligros; de desestabilización social que las drásticas medidas económicas traerán consigo.Slobodan Milosevic, el jefe de] partido en la república de Serbia, fue quién planteó el ultimátum al partido y al Gobierno. "Si llegado el otoño no se han solucionado los problemas constitucionales y la reforma del sistema económico, el Comité Central deberá convocar un congreso extraordinario para elegir nuevos dirigentes capaces y valientes que realicen el cambio". El jefe de los sindicatos yugoslavos, Zvonimir Hrabar, solicitó ayer, entre grandes aplausos de los (delegados, un control de las propiedades del ex jefe del partido Milanko Renovica. La corrupción del poder es uno de los principales motivos de la desmoralización y pérdida de influencia del partido en la sociedad.

Renovica es uno de los dirigentes que recibió regalada o a precio simbólico, una parcela con chalé en la localidad adriática de Neum. También el jefe del Gobierno, Branko Mikulic, vuelve a estar implicado en este escándalo cuando aún no se ha establecido su implicación en el escándalo de Agrokomerc, asimismo en la república de Bosnia. El caso Agrokomerc es el mayor escándalo financiero de la posguerra en Yugoslavia.

Los intentos de los comunistas de la república de Eslovenia de imponer reformas liberalizadoras en el funcionamiento del partido se vieron ayer de nuevo frustradas. Eslovenia había pedido "el reconocimiento del derecho de las minorías en el partido". Uno de sus dirigentes, Franc Sentic, declaró que el "centralismo democrático no debe ser un medio de imponer disciplina".

La conferencia no ha aclarado nada sobre la amenaza de que fue objeto la dirección de Eslovenia por parte del Ejército, la única fuerza yugoslava dependiente únicamente de Belgrado, y considerada por ello como garante de la integridad nacional contra las supuestas tendencias separatistas en el sur, en Kosovo, y en el norte, en Eslovenia y Croacia.

Según informaciones procedentes de Liubiana, capital eslovena, siendo aún ministro de Defensa Branko Mamula, el consejo militar envió a un emisario a esta ciudad para advertir a la dirección del partido comunista que, de proseguir los ataques contra el ministro de Defensa y el Ejército y las críticas al sistema socialista autogestionario, los militares asumirían la represión de estos "delitos".

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