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Gaddafi reconoce al "régimen de Yamena"

Lluís Bassets

El dirigente libio, Muammar el Gaddafi, realizó el miércoles un nuevo alarde de diplomacia de la sorpresa en un discurso pronunciado en Trípolí ante el cuerpo diplomático destacado en la capital de Libia. El coronel Gaddafl propuso el fin definitivo de las hostilidades en el norte de Chad y la reanudación de las relaciones diplomáticas con los países africanos más moderados, desde Gabán hasta Costa de Marfil, y reconoció por primera vez al Gobierno de su vecino y enemigo chadiano Hissene Habré, identificado como "el régimen de Yamena".Gaddafi realizó estas declaraciones el mismo día de la apertura de la cumbre de jefes de Estado de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en Addis Abeba, a la que no quiso asistir precisamente para no participar en la reunión del comité sobre la guerra del Chad y evitar así el encuentro con su irreductible enemigo, Hissene Habré, después de la dura derrota infligida por los chadianos a los libios en 1987.

Los preparativos de la cumbre de la OUA han comportado un cruce de acusaciones mutuas entre Trípoli y Yamena que en nada concuerdan con la aparente intención reconciliadora de Gaddafi. Libia ha acusado a Chad de "no respetar las convenciones de Ginebra" sobre prisioneros de guerra y ha denunciado la existencia de "presiones materiales y psicológicas" a los 2.000 prisioneros libios. Estas denuncias, inmediatamente desmentidas por Chad, son la respuesta al anuncio realizado en Yamena de la incorporación de 17 oficiales libios, con sus tropas, a un Frente Nacional de Salvación de Libia que combate militarmente a Gaddafi. Habré ha conseguido con este anuncio devolver a Gaddafi la misma moneda utilizada en la guerra de Chad, en la que Libia no ha reconocido hasta ahora su participación directa en los combates y ha presentado las acciones como resultado de una guerra civil chadiana.

Las nuevas propuestas de Gaddafi implican la "reconciliación nacional" entre los dos enemigos históricos de la guerra de Chad, el actual presidente, Hissene Habré, y el presidente apadrinado por Libia, depuesto en 1982, Gukuni Uedei, en un encuentro que debería celebrarse en Trípoli. Gaddafi propone también la aprobación de una especie de plan Marshall destinado al desarrollo y a la reparación de las destrucciones bélicas en el norte de Chad.

No hace mención alguna, sin embargo, a la franja fronteriza de Auzu, reivindicada por los dos países y recuperada por Libia después de la ofensiva del pasado año. Los planes del coronel libio han sido acogidos con escepticismo por Yamena, que no desea ver a Gaddafi convertido en árbitro de un conflicto bélico en el que ha tenido un protagonismo de primer orden.

Habré declaró en Addis Abeba que "esta declaración es positiva", pero a la vez aseguró que "no permitirá ni a Gaddafi ni a nadie más que se mezcle en los asuntos de Chad". Francia, que mantiene una fuerza de apoyo y de control aéreo al sur del paralelo 16, ha expresado también su satisfacción por las declaraciones de Gaddafi.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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