Un hombre abstemio
La muerte de Francisco Carrasco Hurtado, contra el que se estrelló el coche conducido por José Agustín Parra Barrios, supuso un duro golpe para su familia, sobre todo para su esposa, Marian Sánchez, entonces embarazada.
El pasado 6 de mayo, Marian dio a luz un niño, que se encuentra en perfecto estado, pero los allegados dicen que ella "sigue atemorizada".
Un drama parecido al de la familia Carrasco -aunque por razones opuestas- es el que está viviendo la de José Agustín Parra, quien sufrió fractura de los huesos de la cadera, rotura de un rodilla y traumatismo en el tórax. Tras ser dado de alta, ingresó en prisión por orden del juez de Instrucción número 2 de Getafe.
La esposa de Parra afirma que su marido "no es ningún kamikaze ni ningún asesino" y, entre sollozos, añade que "lo ocurrido le va a marcar de por vida a él y a toda la familia".
En un momento de la conversación, la mujer de Parra dice, mientras tirata de reprimir el llanto, que "casi habría sido mejor que hubiera muerto él también". Explica que su marido está aterrado por la situación que vive en la cárcel.
El juez de Getafe no ha decretado aún el procesamiento de Parra Barrios, aunque hace unos días dictó un auto en el que indica que éste podrá quedar en libertad si abona una fianza de cuatro millones.
El letrado opina que su cliente había bebido ese día y tenía 2,4 grados de alcohol en el momento del accidente, "lo que en un hombre abstemio como él puede suponer un trastonio mental transitorio".
El juez sostiene que Parra "pudo incurrir en una remota posibilidad de conducta dolosa", según indicó Casado Herce, que ha solicitado que a su cliente se le realicen unas pruebas psiquiátricas.
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