La CE estudiará el fin de semana la creación del gran espacio financiero europeo
Los ministros de Finanzas de la Comunidad Europea (CE) intentarán este fin de semana llegar a un consenso sobre la liberalización total de los movimientos de capitales en el ámbito comunitario. Fuentes de la Comisión Europea destacaron ayer en Bruselas la importancia de esta reunión informal para la creación del gran espacio financiero europeo, objetivo del que depende el éxito de la próxima cumbre, que se celebrará en Hannover a finales de junio.
También se encuentran sometidos a debate otros grandes temas, como la corrección de la diferencia de fiscalidad y la creación de un banco central europeo y una moneda común, que de momento se enfrentan a diferencias insalvables. La reunión informal de ministros de Finanzas, que se celebrará entre el viernes y el domingo en la localidad de Travemünde (RFA), va a ser un indicador de las posibilidades de éxito de la cumbre de Hannover. Tras la aprobación de la reforma de la CE en la reunión extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno el pasado 13 de febrero en Bruselas, la presidencia de turno alemana occidental está empeñada ahora en lograr la liberalización total de los movimientos de capitales. Con ello, la RFA pasaría a la historia de la Comunidad como el país que ha colocado los cimientos en la construcción del gran mercado interior que se anuncia para después de 1992.
Liberalización total
La liberalización de los movimientos de capitales se inició de hecho en noviembre de 1986, en una primera fase que imponía el fin de las restricciones sobre las operaciones de capital y la interconexión de los mercados bursátiles. Aunque esto no se ha conseguido por completo, ahora las propuestas de la comisión persiguen extender ese proceso de apertura a todos los flujos financieros, incluidos los préstamos financieros, las operaciones de cuentas corrientes y la colocación de títulos a corto plazo. El objetivo es que, a partir de 1989, esa desregulación general entre en vigor en ocho de los 12 Estados miembros de la CE. Se trata de Francia, RFA, Italia, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que representan más del 90% de los flujos de capitales dentro del Mercado Común.
Para evitar los fuertes desajustes sobre sus economías, los países débiles gozarán de un régimen transitorio que les permita mantener gran parte de los actuales controles. En concreto, España e Irlanda pueden continuar con sus actuales normas nacionales hasta finales de 1990, y Grecia y Portugal, hasta 1992. El ministro español de Economía, Carlos Solchaga, ha defendido repetidamente la necesidad de avanzar con prudencia en este campo, por los problemas monetarios y fiscales que conlleva.
La excepción temporal para permitir una adaptación gradual a los países que resultarían más perjudicados, así como las diversas salvaguardias permitidas al resto para evitar fluctuaciones desestabilizadoras de sus economías, dan pie al optimismo con vistas a la aprobación de este proyecto en el próximo consejo europeo de Hannover. El punto más controvertido es la propuesta de la Comisión de dotar a la CE de competencias para actuar autónomamente en caso de graves desequilibrios financieros.
La resistencia de la mayoría de los países a ceder parte de su soberanía es aún más aguda en los otros temas que serán discutidos en la reunión de Travemünde. En lo que refiere al reforzamiento del Sistema Monetario Europeo (SME), el problema principal lo plantea la marginación de la libra esterlina, pues todos dan por hecho que la integración de la peseta en el sistema se anunciará durante el primer trimestre de 1989, coincidiendo con la presidencia de turno de la Comunidad que ejercerá España.
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