Finaliza el Congreso de Europa con una llamada a una ley electoral única
Con un llamamiento a los ciudadanos europeos que desean la transformación de la Comunidad Europea en la Unidad Europea, donde todos sus ciudadanos puedan participar en unas elecciones sujetas a una ley electoral única, se cerró ayer en La Haya el Congreso de Europa 1988. El encuentro -aniversario del celebrado en 1948- ha servido para unificar criterios, y así los discursos de los jefes de Estado y de Gobierno de los 21 países miembros del Consejo de Europa coincidieron en la necesidad de volverse hacia el Este, de potenciar las instituciones comunitarias y, sobre todo, de prepararse para la apertura del mercado único europeo en 1992.François Mitterrand, el congresista más esperado, apareció en la Sala de los Caballeros del Parlamento holandés envuelto en el halo del triunfo que rodea a los pioneros de 1948. El presidente-candidato sabía que su discurso sería recordado en Francia a causa de la jornada de reflexión electoral.
Sin embargo, su declaración de europeísta en forma de recapitulación nostálgica no escatimó adjetivos a la hora de recordar que a pesar de las crisis de los años ochenta, Europa ha superado las dificultades que comporta ser una comunidad "gracias a una vocación que la lleva a unirse porque sabe que aislándose no sería nada".
El premier holandés, R. Lubbers, dijo que la cohesión social europea debe empezar en la escuela para evitar personalismos y discriminaciones. Las coincidencias fueron luego la tónica de los demás discursos. Marcelino Oreja, secretario general del Consejo de Europa, y el presidente del Senado español, José Federico de Carvajal, desarrollaron la fórmula de la unidad del continente europeo como sinónimo de paz.
Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea, prefirió remarcar la existencia de 12 distintas opiniones públicas europeas, y la necesidad de federalismo institucional. Por su parte, Giulio Andreotti, ministro italiano de Asuntos Exteriores, apoyó calurosamente la existencia de las instituciones políticas comunitarias, muy necesitadas, dijo, de la confianza de los países miembros.
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