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Los aliados elogian la aportación de España en las maniobras de la OTAN

La participación española en las maniobras de la OTAN es considerada satisfactoria por los demás aliados, que reconocen, sin embargo, que la coordinación militar padece aún problemas humanos y técnicos, según indicaron fuentes atlánticas que asisten al ejercicio Dragon Hammer (Dragón Martillo), al que está asociado España.

A pesar de que ni España ni Francia están integradas en la estructura militar de la Alianza Atlántica, el almirante norteamericano Roland Guilbault, que manda el 12º Grupo de Combate Naval, señaló a bordo del portaviones Eisenhower que la colaboración con las autoridades castrenses españolas no planteaba problemas específicos y "es buena para ambos".Otras fuentes militares, que pidieron permanecer en el anonimato, hicieron, no obstante, hincapié en que desde que hace nueve meses la Armada española tomó por primera vez parte en unas maniobras de la OTAN (Ocean Safari) habían podido observar un primer problema humano de comunicación achacable al escaso conocimiento del inglés por sus oficiales, a pesar de que se trata del idioma de trabajo común de los aliados.

El segundo problema observado es de índole más técnica. A la falta de homologación de los códigos de transmisión españoles y aliados, fácilmente subsanable, se añade la inferioridad de los sistemas de comunicación de la Armada, que quedan en seguida saturados, están poco protegidos de eventuales intercepciones y carecen del sistema informático necesario para analizar rápidamente los datos recibidos.

Aunque en menor medida, la Fuerza Aérea adolece de la misma insuficiencia que la Marina, según señalaron las menciondas fuentes atlánticas. Estos informantes pusieron al avión Orión P-3A de reconocimiento como ejemplo de aparato dotado con sistemas de detección anticuados, pero resaltaron que será próximamente sustituido por una versión más moderna.

Los mandos aliados parecen, por último, lamentar que la vinculación española sea por ahora "muy tímida", es decir, casi exclusivamente limitada a su inmediato entorno geográfico. A pesar de ser un país mediterráneo, España no envió, por ejemplo, a infantes de marina o paracaidistas para que participasen en el desembarco que en la zona sarda del cabo Teulada efectuaron el 2 de mayo, en el marco de Dragon Hammer, marines de EE UU, Italia, Francia e incluso de un aliado tan alejado como Holanda.

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La asociación de los ejércitos españoles a los ejercicios aliados es, sin embargo, cada vez más frecuente, y la Fuerza Aérea española está ahora participando, por primera vez, en unas maniobras militares de la OTAN nueve meses después de que la Armada empezase a tomar parte en ese tipo de operaciones.Aviones de reconocimiento Orión P-3A del 221º Escuadrón, con sede en Jerez de la Frontera, y cazabombarderos de apoyo táctico surcan con ese motivo el cielo del Mediterráneo occidental durante las dos primeras semanas de mayo.

Siete buques españoles, sobre un total de 45 navíos aliados, están también asociados al ejercicio (las fragatas Vencedora, Diana y Descubierta; los submarinos Marsopa y Galerna, y las patrulleras Villamil y Ricalde), que es el tercero de gran envergadura organizado por la OTAN en el que participa la Armada.

Dragon Hammer reviste para España un especial interés, ya que son las primeras maniobras de la Alianza Atlántica en las que intercambian fuerzas los mandos del Mediterráneo de Afsouth, con sede en Nápoles, y del Atlántico Iberlant, con sede en Lisboa, con los que deberá coordinar su actuación.

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