Todos quieren a Cheryl

Cheryl Baker es una niña británica de tres años de edad que permanece desde hace dos años al cuidado de un matrimonio malagueño que la considera un miembro más de la familia. Sus padres, los británicos John y Paula Baker, les entregaron a la niña para que la atendieran. Ahora su abuela quiere su custodia y asegura que el matrimonio Guillén la retiene y que reclama, 312.000 pesetas en concepto de gastos. Los padres de Cheryl están detenidos en Portugal a la espera de juicio.

La Prensa británica difundió el pasado martes una noticia en la que la abuela de Cheryl, Lynda Hurley, de 39 años, afirmaba que su nieta permanecía retenida por una familia española en Arroyo de la Miel, una barriada de la localidad malagueña de Benalmádena. Ese mismo día la abuela se personó en el domicilio del matrimonio formado por Rosa Fernández y Antonio Guillén, reclamando a la niña, acompañada de varios periodistas y fotógrafos británicos. El matrimonio se negó a entregársela, dado que tienen en su poder un escrito del padre de Cheryl en el que les pide que no entreguen la niña a nadie sin su consentimiento.Rosa Fernández trabaja como limpiadora en la hostelería, y Antonio Guillén, en la construcción. Tienen cuatro hijos y esperan otra para julio. Rosa ha negado, indignada, que tengan a Cheryl, a la que llaman cariñosamente Charo, retenida en su casa y que no quieran entregarla porque la abuela no pueda pagarles las 312.000 pesetas, "Nada más lejos de nuestra intención que negociar con ella, porque para nosotros es una hija más a la que hemos cuidado con todo el cariño cuando sus padres la abandonaron". La familia está molesta con el tratamiento dado al caso por la Prensa británica y señaló que parece que ha sido un medio de comunicación británico el que ha pagado el viaje.

El matrimonio conoció a los padres de la niña hace algo más de dos años, cuando éstos buscaban a una persona que cuidase de ella. Rosa trabajaba de limpiadora en el mismo hotel donde los Baker se dedicaban a la venta de apartamentos, aceptó cuidar a la niña, tarea que compartió con sus dos hijas mayores. Un día la madre de Cheryl le pidió si podía dejarla en su casa hasta las nueve de la noche. Llegada esa hora no la recogió. Al día siguiente supo que Paula y John se habían peleado y que la madre había regresado al Reino Unido. La niña tenía entonces un año.

El padre la veía ocasionalmente y le entregó a Rosa un papel, el 24 de noviembre de 1986, en el que decía textualmente: "En ninguna circunstancia dejes ir a la niña con nadie sin mi permiso". La madre volvió al cabo de unos meses, durante los que, según Rosa, nunca llamó o escribió para interesarse por Cheryl, con el propósito de llevársela. "Yo no podía dársela sin el consentimiento de su padre". El caso llegó al juzgado de Fuengirola, pero antes de que fuera visto los padres se reconciliaron y dejaron nuevamente la custodia de la niña al matrimonio Guillén.

John y Paula Baker, de 39 y 21 años, respectivamente, se encuentran retenidos por la justicia portuguesa, al parecer acusados de intentar vender un coche robado. Charo, mientras tanto, continúa jugando con "sus hermanos", ajena a todo, mientras ofrece caramelos con un simpático acento andaluz.