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24 horas en busca del alma de Dukakis

Un 'tecnócrata transistorizado' en lucha por la candidatura demócrata a la Casa Blanca

Francisco G. Basterra
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No habrá cafeína suficiente para aguantar una campaña entre estos dos políticos carentes de carisma, se ironiza en Estados Unidos. EL PAÍS viajó en busca del alma de Dukakis el pasado fin de semana por el Estado de Nueva York, que hoy celebra una primaria decisiva para este hijo de inmigrantes griegos, liberal sin excesos, que pretende suceder a Ronald Reagan.Dukakis, 54 años, abogado por Harvard, tres hijos, no es un político al uso en. Estados Unidos, y su estilo no se acopla a esta democracia televisada en directo, que exige actores capaces de explicar su pensamiento y las soluciones para un mundo complejo en píldoras de 20 segundos Este mediterráneo -sus padres llegaron como inmigrantes a las isla de Ellis, en Nueva York- de pobladas cejas y tez más bien oscura parece más un político europeo.

Es cerebral, amigo de la reflexión y la pedagogía política. Se niega a hacer populismo, "soy el que soy y no voy a cambiar"; no es un buen orador, le es imposible relajarse del todo, y para la pirotecnia de Disneylandia de una campaña electoral norteamericana resulta más bien soso Ésta es la historia de 24 horas de viaje con un hombre que bloquea sus emociones pero que puede ser el próximo presidente de Estados Unidos.

Jueves, 14 de abril

21.00 horas. Estudios de la CBS en Manhattan. Debate entre los tres candidatos demócratas: Dukakis, Jackson y el senador sureño Albert Gore. El gobernador de Massachusetts, traje gris y corbata roja, es atacado por Gore por su afirmación unas horas antes de que no dudaría como presidente, en responder con un primer golpe nuclear estratégico contra la URSS ante una invasión soviética de Europa con armas convencionales. "Es usted un irresponsable ingenuo", denuncia Gore, que ha convertido la "inexperiencia internacional" de Dukakis en el argumento principal de su campaña.

22.45 horas. Astoria, Queens Esquina de la calle 31 con Broad way. 60.000 griegos viven en esta vecindad. Es Dukakis Country 500 compatriotas esperan entusiasmados en la calle y otros 4.000, vestidos de domingo, se amontonan en la sala de banquetes del Crystal Palace, un palacio para bodas -incluso vende en la planta baja trajes de novia "de estilo americano y europeo"- similar a los restaurantes de bautizos y casamientos de la calle de Bravo Murillo, en Madrid.

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"Nunca he estado tan orgullo so como ahora de ser griego americano", dice el candidato, que parece abrumado por la caliente respuesta de su gente. La sala se viene abajo con gritos de "Tha kerdisome" (Vamos a ganar).

Promete que hará una gran fiesta griega en la Casa Blanca, "no se dónde os ineteré. a todos", y afirma que la carrera. presidencial "es una maratón, y, nosotros, los griegos, sabemos cómo correr maratones. Pero la miel más dulce sólo se hace lentamente".

Viernes, 15

9.15 horas. William McKinley Junior High School, Brooklyti. Una escuela bastante modélica de un barrio de clase media muy étnico (griegos, italianos, puertorriqueños asiáticos), en un barrio neoyorquino que ofrece la peor educación pública de Estados Unidos. 1.300 estudiantes. Dukakis ha desayunado en su habitación del Omni Central Park, 160 dólares por noche, en la Séptima Avenida, con el últhrio sondeo del Niw York Post, que le da un 49% frente a un 32% a Jackson.

Dukakis comienza una sesión pedagógica de preguntas-respuestas con un ¿cuántos tenéis padres de otro país? Se levantanun mar de manos. ¿El hijos de hispanos?, pregunta en español. Varias decenas. Cuenta que sus padres también vinieron de Grecia. ¿Cuántos habéis probado algunavez droga, un 25%, un 30%, un 50%? Los alumnos aseguran que un 40% o un 50% lo han hecho y que los narcóticos se venden en la escuela, y "en el parque vecino". Dukakis explica que el problema no está sólo en los países de: América Latina proveedores de drogas, "sino aquí, en EE UU, el principal consumidor". "No arruinéis vuestras vidas", y cuenta lo que significa la adicción con el ejemplo de su mujer. "A los 19 años pensaba que estaba muy gorda, y le recetaron anfetaminas, y durante 26 años, sin decir nada, las estuvo tomando. Se volvió adicta y necesitó pasar cuatro semanas en una cfinica para desint.oxicarse".

11.45 horas. Aeropuerto de La Guar,dia. Un Boeing 737 de la compañía Presidential Airways espera en la pista a Dukakis y a los 50 periodistas que le acompafiamos.

13.00 horas. Centro de Convenciones Empire State Plaza. Albany. 500 personas. Es sólo un entremés para aprovechar el viaje a esta ciudad: una peregrinación, como los enfermos a Lourdes, a ver al gobernador, el poderoso e influyente Mario Cuomo.

13.30 horas. Capitolio de Albany. Un impresionante edificio barroco de piedra que recuerda al Parlamento de Westminster, en Londres. San Mario, de quien los cuomólogos dicen que aún podría saltar a última hora como candidato para salvar al partido, recibe, a Dukakis en su despacho. Jesse y Gore ya han rendido pleitesía a la principal figura demócrata. Pero ninguno ha conseguido su apoyo antes de la primaria de Nueva York. Dukakis sólo logra buenas palabras.

17.10 horas. El avión de Dukakis aterriza en el aeropuerto Edwin Link, de Binghamton, una ciudad industrial de 70.000 habitantes en el sur del Estado. Cae una leve aguanieve. Un piquete de protesta espera a Dukakis ante el Centro Comunitario Polaco, donde va a hablar. Denuncian que el gobernador apoya el aborto. En el interior saluda a un sacerdote ortodoxo. Un grupo de niños griegos ataviados con trajes regionales le hace entrega de un ramo de flores, y Dukakis realiza la primera concesión del día: se pone una rosa en la solapa. Diez minutos después haría la segunda y última: coger a un bebé en brazos y besarlo.

20.40 horas. La Residencia Bailey, de enfermos del SIDA, en el Village neoyorquino, una zona con una alta población de homosexuales. Partidarios de Jackson, le acusan a la entrada de no haberse manifestado a favor de los gay y lesbianas, como hizo el candidato negro el.pasado 11 de octubre. Dukakis se reúne con 12 residentes del hotel, en el que han muerto ya 56 personas. Dos, la semana pasada, como recuerdan unas velas que arden en una mesita. Le preguntan a Dukakis si les invitará a la Casa Blanca. "Podría ser", responde, incómodo, el gobernador, que no se compromete. En Queens, a poca distancia, Jackson es aclamado en un mitin callejero por 2.000 gay y lesbianas.

22.00 horas. Hotel Plaza, frente al Central Park. Dukakis acaba la jornada haciéndose una foto con el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y prometiendo concluir el desastre de la política centroamericana de Reagan. Diluvia sobre Nueva York cuando, a las once de la noche, el gobernador regresa a su hotel a tiempo de ver con sus asesores el último telediario, que recoge su visita a la casa del SIDA, y califica de fracaso su entrevista con Mario Cuomo en Albany.

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