_
_
_
_
SEIS MESES DESPUÉS DEL 'CRASH' DE OCTUBRE

Pocas personas consideran repetible el "lunes negro"

A las 8.31 del pasado jueves, las agencias de noticias, las radios y emisoras de televisión de casi todo el mundo occidental interrumpían sus programas habituales para dar paso, en directo en muchos de los casos, a su hombre en el departamento norteamericano de Comercio. Segundos antes, el portavoz del departamento revelaba que, el déficit comercial estadounidense había crecido, inesperadamente, de una media en los dos últimos meses de 12.500 millones a 13.800 millones de dólares en febrero. Una nueva bomba contra el dólar y los mercados bursátiles estaba servida.

Más información
Ampliar márgenes o cerrar la bolsa

La noticia, esperada con ansiedad por los mercados de todo el mundo, cayó como un terremoto. Durante las dos semanas previas, el dólar y las bolsas habían subido ininterrumpidamente en la equivocada creencia de que el déficit de mercancías de la economía estadounidense (importaciones frente a exportaciones), fiel reflejo de los resultados de los esfuerzos que Washington realiza para corregir sus desequilibrios, apenas alcanzaría los 11.500 millones, con una reducción que los más optimistas esperaban que fuera hasta de 3.000 millones adicionales.Nada de eso se produjo y el dólar, junto a Wall Street y el mercado de opciones y el de futuros de Chicago, iniciaron una nueva caída en picado. Más de 30 puntos en la primera hora llegó a perder el Dow Jones, que superaban los 50 puntos a la 13.54, tras una breve recuperación a media mañana. En dicho momento, las autoridades del Big Board o Consejo de la Bolsa de Nueva York, interrumpieron momentáneamente el trading computarizado para dar tiempo a que los operadores se calmaran. Días antes, el 5 de abril, la operación se había realizado a la inversa, cuando el Dow Jones subía más de 50 puntos.

Pese a las críticas -algunos expertos interpretaron que sin la interrupción todo habría vuelto a la normalidad y la caída apenas hubiera superado los 50 punto-, el Dow Jones perdió 101,46 puntos, una quinta parte de lo que registró el 19 de octubre pasado y la quinta caída absoluta más pronunciada desde el famoso black monday de Wall Street. Al día siguiente, y pese a los espectaculares titulares de los periódicos de esa mañana, la calma volvió al mercado y el índice recuperé algunos puntos.

Difícil prueba

La experiencia del pasado jueves quizá haya sido la prueba más difícil que Wall Street ha superado desde que el "lunes negro" de octubre trajo connotaciones de otro famoso octubre, en el año 1929. "Pocos en la Bolsa de Nueva York temen hoy que se repita la expiencia del black monday proclamaba el titular de primera página del Wall Street Journal el pasado viernes. "No hay que descartar oscilaciones pronunciadas; de 100 ó 150 puntos en el Dow Jones, pero una situación como la del 19 de octubre parece impensable", asegura Lawrence D. Krohn, economista internacional del departamento de investigación bursátil de Shearson Lehman Hutton,en su oficina en el, piso 14 del American Express Tower, al lado de las torres gemelas del distrito financiero neoyorquino, muy cerca de la estación Chambers del subway. Otros, como el vicepresidente de New York Stock Exchange, Richard Torenzano, estima que "el peligro persiste, aunque es manejable".El 19 de octubre, el índice del Dow Jones perdió exactamente un 23% de su valor. En una sola jornada, los inversores de Wall Street anularon en sus libros una riqueza estimada en 500.000 millones de dólares. Pero, contrariamente al año 1929, no hubo suicidios ni escenas histéricas en las calles ni declaraciones de bancarrotas en los tribunales. "Apenas unos jóvenes que perdieron su trabajo", comenta un trader que sobrevivió a la quema.

La razón fue muy simple. El Dow Jones había ganado mucho más que esos 508 puntos en sólo unos meses y la mayoría de los inversores apenas habían tenido tiempo de materializar sus ganancias. Conviene recordar que el Dow Jones superaba los 2.600 puntos en el momento del crash y llevaba varios años en una tendencia que los norteamericanos conocen como bull, o alcista.

"En términos generales se podría decir que no hubo ricos que perdieron sus fortunas sino ricos que habían contabilizado sobre el papel unas ganancias que luego desaparecieron. Fue, en esencia, un ajuste contable", opina un operador de una de las primeras firmas neoyorquinas.

Hay otro factor también que hay que tener en cuenta. El crash apenas afectó a un 20% de la población norteamericana y, dentro de esta minoría que tiene o posee títulos en bolsa, a un 6% que contaba con más de 10.000 dólares (más de un millón de pesetas) en su cartera de renta variable. "Para estos, sus pérdidas, en el caso de que se salieran de la bolsa de inmediato, supondrán a la larga suspender unas cortas vacaciones o irse de viaje a un sitio más próximo o unos días menos", agrega.

Y esto para los que se salieron de la bolsa. Hubo otros que continuaron y que, poco a poco, recuperaron una parte de sus pérdidas. Es significativo, a este respecto, que muchos inversores, incluso los particulares, no han perdido la confianza en la inversión bursátil y continúan considerándose asiduos, o adictos, al mercado. Al menos, hasta que la incertidumbre de¡ mercado bursátil -"una carrera de caballos bien organizada, a fin de cuentas", según la famosa frase de uno de los Rockeffeller- les de otro buen susto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_