Sean Connery,

el más famoso intérprete de James Bond, ha expresado su disgusto con la política cultural de Margaret Thatcher, a quien acusa de padecer "una debilidad de clase media". En unas declaraciones que publica la revista femenina Woman's Own, Connery dice que esta debilidad se concreta en ver el cine o el teatro como algo para llenar los espacios muertos del fin de semana. "Me encontré con ella en el festival de Salzburgo y le comenté mi idea de crear una empresa estatal cinematográfica británica, pero la rechazó como fuera de lugar", señala Connery, que admira algunas cosas de Thatcher pero piensa que "ha creado un país dividido, como quedó demostrado en las últimas elecciones". Connery descarta que tenga interés en seguir el camino de Ronald Reagan o Clint Eastwood y dedicarse a la política: "Prefiero seguir dedicado a lo que sé hacer bien: actuar".