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El Ejército ocupa las calles de Eriván

Pilar Bonet

Eriván, capital de la República Soviética de Armenia, era ayer una ciudad muerta, cuyos habitantes permanecieron en su mayor parte encerrados en casa, mientras las calles eran tomadas por el Ejérci- to. Así lo afirmaban diferentes informaciones llegadas a Moscú sobre la jornada de protesta convocada para el día en que expiraba el ultimatum al poder central para que aceptase la Incorporación de Nagomo-Karabaj a la República de Armenia.

La reclusión de los habitantes de Eriván es consecuencia tanto de la masiva presencia del Ejército que patrullaba también con helicópteros, como de los llamamientos a la moderación efectuados desde Moscú y por parte de sectores armenios, incluidos parte de los que organizaron las manifestaciones de febrero. Un tercer factor es, en opinión de los observadores en Moscú, la acción policial contundente llevada a cabo contra los líderes de las manifestaciones masivas de fébrero.El periódico Izvestia informaba ayer de la disolución del comité organizativo de Nagorno-Karabaj, que actuaba en Eriván, así como de la del comité Krunk, que actuaba en Stepanckert, la capital de Nagorno-Karabaj. La decisión fue tomada, respectivamente, por el Presidium del Soviet Supremo de Armenia y el Presidium del Soviet Supremo de Azerbaíyán, según Izvestia, que aseguraba, sin embargo, que los comités formados en las empresas en Armenia se autodisolvían.

En Moscú, el disidente de origen armenio Serguei Grigoriants informaba ayer de la detención de "muchas personas" y al menos siete activistas del comité organizativo, entre los que se encuentran Gabrielian, Masesian, Muradian, Sarujinian, Airikian y Mirsoian. Dos disidentes moscovitas que intentaron llegar a Eriván el día 25 fueron detenidos en el aeropuerto y enviados de nuevo a Moscú.

Huelga de cuatro días

Según Grigoriants, en Stepanockert se ha convocado una huelga de cuatro días a partir de mañana. En Thilisi, la capital de la Re pública caucásíca de Georgia, el primer secretario del partido, Patiashvüi, convocó a varios disidentes y les exhortó a no apoyar las reivindicaciones armenias señalando que éstas podían hacerse extensivas al territorio georgiano, según informó Grigoriants. El ministro del Interior de Georgia apareció en la televisión de esta república anunciando severas medidas para quien participe en manifestaciones no autorizadas, dijo la misma fuente.En Moscú, un grupo de armenios se concentraron por quinta vez ayer en el cementerio armenio, cuyo acceso era más restringido que en las cuatro concentraciones anteriores realizadas cuatro domingos consecutivos.

Por su parte, el científico Andreí Sajarov, premio Nobel de la Paz, exhortó al líder soviético, Mijail Gorbachov, a resolver el conflicto de Nagorno-Karabaj atendiendo los deseos de la mayoría. Sajarov propuso que los Soviets Supremos de Azerbaiyán y Armenia examinen la cuestión de esa región de mayoría armenia perteneciente a Azerbaiyán desde 1923.

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La Prensa soviética se recuperaba ayer del silencio ínformativo mantenido durante las primeras semanas del conflicto de Nagorno-Karabaj, y lo hacía sobre todo para poner ejemplos moralizantes sobre la buena convivencia, ya fuera como amigos, colegas o cónyuges, de armenios, cultura cristiana, y azerbaíyanos de cultura shií. Hasta ahora ningún diario ha dado una relación completa del desarrollo de los acontecimientos y las circunstancias que provocaron la matanza de Suingait, al norte de Baku.

Komsomolskaia Pravda criticaba ayer a las autoridades soviéticas por no haber hecho caso a los centenares de peticiones de unificación enviados desde Nagorno-Karabaj y Armenia a Moscú los últimos dos años. El periódico acusaba a las autoridades de menospreciar la manifestación de Stepanokert en octubre de 1987, "cuando los líderes del movimiento reunieron un par de!, centenares de personas". Komsomolskaia Pravda reflejaba la posición del jefe del Partido Comunista en Nagorno-Karabaj, Gearij Pogosian, partidario de unir la región a Armenia. Pogosian, que reemplazó a Boris Kevorkov tras la decisión del Soviet local de pedir la incorporación a Armenia, vincula la resolución de los problemas sociales y económicos de la región con el cambio de fronteras.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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