El postrer Minnelli
En 1952, Cautivos del mal. En 1962, Dos semanas en otra ciudad. Y en 1975, Nina. Tres espléndidas reflexiones sobre el cine y la vida, o la ficción y la realidad. En Nina, concretamente, con un acento más pronunciado de cuento de hadas, de Cenicienta casi, pero sin final feliz posible, porque ahí la vida es sueño, y la felicidad, palabra inalcanzable, sólo un anhelo. Patético anhelo que remueve las ilusiones de una triste camarera ante el pasado esplendoroso de príncipes azules y zapatillas de cristal de una madura condesa, elegante señora que vive de recuerdos -¿falsos, reales?, siempre nos quedará la duda- y de joyas relucientes convertidas por el peso de la decadencia en bisutería.El rey de los musicales, los melodramas y las comedias sofisticadas, Vincente Minnelli, cenrró su filmografía con esta suntuosa, bellísima película. No fue, como él quería, un musical, pero tiene su brío y su brillo. Nina es un desesperado y romántico canto a la vida.
Nina se emite a las 22.10 por TVE2.
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