El proceso de Pau muestra indicios de la relación entre los GAL y el Batallón Vasco Español
Las actividades ilegales en el sur de Francia contra presuntos activistas de ETA reivindicadas por el Batallón Vasco Español (BVE) y por los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) parecen tener un mismo origen en España y agentes comunes. Así lo apuntan algunos indicios salidos a la luz ayer en Pan (Francia), en el juicio contra tres presuntos mercenarios de los GAL acusados del asesinato, en 1984, de dos exiliados vascos y de intento de asesinato de otras 10 personas. El subcomisario José Amedo fue de nuevo mencionado en la sala como sospechoso por un colega francés.
La revelación de un perito en balística citado por el tribunal de Pau apunta a la existencia de cierta continuidad entre los atentados contra supuestos terroristas de. ETA de los años setenta y los que se iniciaron con la firma del GAL a finales de 1983.El hilo conductor son 25 cartuchos del calibre 9 corto, fabricados por la empresa española Santa Bárbara en Toledo. Los cartuchos se encontraban en poder de Jean Phillippe Labade y Patrick de Carvalho, juzgados en Pau por su presunta relación con los GAL.
Esta munición, fabricada en 1978 según consta en la caja propiedad de Labade, es "rarísima" en Francia, no se ha importado nunca desde España y no puede por tanto adquirirse legalmente, declaró ante el tribunal un experto del laboratorio de balística de Toulouse.
Dos precedentes
El fiscal se interesó por posibles precendentes de proyectiles del mismo tipo y procedencia en actos delictivos cometidos en Francia. El testigo afirmó que sólo conoce dos: el asesinato del refugiado vasco Justo Elizaran el 3 de septiembre de 1979, y el tiroteo contra el bar Hendayais, el 23 de noviembre de 1980, donde muerieron dos ciudadanos franceses. Ambos atentados forman parte del historial del Batallón Vasco Español. Tras el segundo de ellos, el entonces gobernador civil de Guipúzcoa, Pedro Arístegui, destituyó al comisario del puesto fronterizo Irún-Hendaya por dejar libres a los presuntos autores del hecho.
El prinicipal acusado en este juicio de Pau, Jean Labade, continúa negando su pertenencía al grupo terrorista, así como cualquier participación en los atentados que costaron la vida a Xabier Pérez Arenaza y Tomás Pérez Revilla, en marzo y junio de 1984 respectivamente. Labade, no obstante, ha aportado algún dato sobre sus relaciones con policías españoles.
El presunto organizador de los GAL en el País vasco francés reconoció ante el tribunal haber celebrado el 22 de mayo de 1984 en el puerto fronterizo de Ibardin (Navarra) una entrevista con alguien que se presentó como policía, con destino en la comisaría de San Sebastián, y que puede llamarse Larrañaga.
La policía francesa, que ya seguía la pista de Labade, pudo comprobar más tarde que el coche de las personas con las que se había citado llevaba una placa de matrícula asignada al grupo antiterrorista de la policía de Bilbao.
El acusado confesó también haber mantenido encuentros en Lisboa durante su estancia en Portugal con dos personas españolas, pero aseguró que no sabe su profesión ni de quiénes se trata.
El comisario Roger Boslé, principal responsable de la desarticulación de los comandos de los GAL, declaró más tarde que se ha podido comprobar la verdadera identidad de uno de los interlocutores de Labade en Lisboa. Conocido como Ricardo, se trata en realidad del subcomisario español José Amedo.
La incomparecencia de un testigo cuya declaración puede ser muy unportante en el fallo del tribunal antiterrorista, integrado por los tres jueces y siete magistrados profesionales en sustitución del jurado popular, provocó ayer una orden de busca y captura para que la policía lo conduzca hasta la Audiencia.
El testigo, Maurice Nicolas, fue requerido por Labade para suministrar información sobre vasco-españoles residentes en Francia y sugerir nombres de personas dispuestas a participar en atentados. Nicolas fue utilizado en 1984 para intentar detener a los contactos españoles de Labade pero la operación fracasé por una filtración atribuida por la policía francesa a sus colegas del otro lado de la frontera.
Testigos
Durante la sesión de ayer, además de los peritos prestaron declaración varios testigos del primer atentado, en el que perdió la vida Pérez de Arenaza. La víctima fue tiroteada en una gasolinera de Biarritz por un hombre que se acercó en un ciclomotor y con el rostro oculto por un casco.
La presencia de vehículos policiales junto al lugar donde se produjo el segundo atentado objeto del proceso, la explosión de una moto-bomba también en Biarritz, provocó una fuerte polémica entre el ahogado de Roland Sampietro, el fiscal y el comisario Boslé.
El abogado, Daniel Lalane, insinuó que la policía no había hecho nada para evitar la colocación y la explosión de la moto.
Boslé detalló las operaciones de vigilancia a que estaban sometidos desde semanas antes Labade, De Carvalho y Sampietro, gracias a una información anónima, pero negó la existencia de motivos para sospechar que el grupo hiciera algo más que suministrar información a los GAL.
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