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Entrevista:

"Izquierda Unida será un ejército"

Julio Anguita: "Cuando los comunistas hemos olvidado que somos distintos, hemos caído"

Anabel Díez

El secretario general del PCE, Julio Anguita, no tuvo un desliz al llegar a Madrid y proclamar que iba a poner al partido en posición de combate. Persiste en la jerga de la milicia para expresar la ofensiva de los comunistas en la sociedad. "Es que lo que tenemos enfrente es un ejército, y a un ejército sólo lo vence otro". Tras ello explica que se trata de combatir en las ideas y en las propuestas. Ideas y propuestas para gobernar.

Ésta es otra novedad del nuevo secretario general: las referencias a un hipotético Gobierno del PCE, ya que él, por su etapa de alcalde de la corporación cordobesa, sabe lo que es gobernar.Pero antes de gobernar e incluso de conseguir unos votos rápidos, tienen que encajar en la sociedad para que ésta les apoye cuando pongan en marcha sus reformas. "Y es que nosotros somos distintos, y ha sido cuando hemos olvidado que los comunistas somos distintos cuando hemos caído", explica desde el despacho que antes ocuparon Gerardo Iglesias y Santiago Carrillo.

Separado y con tres hijos de 17, 15 y 8 años, Julio Anguita se ha trasladado solo a Madrid. Tiene "ciertas dosis de soledad" que procura asumir "con dignidad". "Pero desde luego nunca me aburro", puntualiza.

Pregunta. En el último comité central, tras 17 horas de debate, usted consiguió que se aceptara a los miembros del secretariado propuesto, cuando horas antes no se aceptaba a algunos de ellos por pertenecer al equipo de Gerardo Iglesias y no contribuir en absoluto a la renovación anunciada. ¿Qué ocurrió?

Respuesta. Antes de llevar esa propuesta hablé con 40 personas, planteé el organigrama y a tenor de sus sugerencias presenté el mejor equipo posible. Todas esas historietas de que no había renovación se vienen abajo en el comité central de forma estrepitosa, sin olvidar que miembros muy reputados a quien hice ofertas las rechazaron. Como lista alternativa me proponen a Francisco Herrera, Enrique Curiel y Julio Setién; interpelo a éstos allí mismo y se pronuncian en contrario. Es decir, no querían, por lo que vengo a demostrar que ésa era la mejor lista posible.

P. Si Enrique Curiel no hubiera. manifestado su discrepancia, a raíz de la cual destacados dirigentes se apuntaron a la idea de que había que renovar la dirección, ¿cree usted que ahora sería secretario general?

R. El problema no es de equipo, sino de métodos. No sé qué hubiera pasado, pero desde luego la actitud de Curiel produjo una crisis. Pero a partir del 129º congreso todo el mundo a trabajar. Yo soy un amante del método y de la planificación.

P. ¿En el anterior equipo no había método?

R. El anterior equipo estuvo a mi juicio acosado, muchas veces sin justificación.

P. ¿Acosado por quién?

R. Me ha llamado la atención que se utilizara a los medios de comunicación para que los dirigentes se enviaran mensajes. Eso ya no va a existir.

Hegemonía

P. Usted quiere extender la experiencia de Izquierda Unida en Andalucía. Pero, ¿IU realmente no es el PCE, a la vista de la escasa entidad de los otros partidos que integran la coalición?R. Yo manejo el concepto gramsciano de hegemonía. Quiero que el PCE sea la fuerza hegemónica de IU, pero no por imposición, sino porque sus alternativas sean las mejores.

P. La realidad muestra que el PCE es hegemónico ante la debilidad de los demás, sin que tenga que esforzarse por serlo. Parece que usted quiere restar importancia a los partidos y hablar de IU como movimiento socio-político, ¿puede explicarlo?

R. Si contemplamos IU como unos partidos a la izquierda del PSOE, parece una oferta débil, pero ¿y los millones de personas que no militan y que pueden participar en una estructura organizada? El problema estará en cómo articular IU, cómo hacerlo ejército, y utilizo lo de ejército sabiendo que me van a tirar de las orejas por estas metáforas militares. Digo ejército porque lo que hay enfrente es un ejército y para vencerlo se necesita otro, quiero decir en un sentido democrático de participación.

P. ¿Pretende usted que los frutos de esta experiencia se aprecien en la próxima contienda electoral?

R. Si hacemos un trabajo en la calle con seriedad y rigor, iremos subiendo electoralmente, quizá no febrilmente, pero sí paulatinamente. Ahora bien, la subida tiene que ir pareja al apoyo de una fuerza social que será la que permita hacer cambios si se llega al Gobierno. Si siguiéramos la línea clásica, puede ser que ascendiéramos en las urnas, pero nunca llegaríamos a gobernar como queremos, porque la relación con la gente sólo sería la de la campaña electoral y lo nuestro es distinto. Sí, porque el problema está en que cuando hemos olvidado que los comunistas somos distintos, hemos caído.

P. Parece que usted está pidiendo un voto muy ortodoxo, sólo puros comunistas.

R. No, porque eso sería ser un turista; aspiramos a que nos voten la inmensa mayoría de los españoles. A nosotros nos ha ocurrido que a medida que íbamos retrocediendo endurecíamos el lenguaje, pero se reblandecía nuestra práctica. Ahora tenemos que utilizar un lenguaje más relajado, más abierto.

P. Eso es lo clásico que se achaca a los comunistas, lobos con piel de cordero.

R. No es eso, es que yo no consiento que la derecha se lleve la palma de la educación, la urbanidad y las buenas costumbres. A la izquierda le debe gustar Mozart y Vivaldi y vestir con cierta elegancia, y le debe gustar la vida y la cultura. Nosotros vamos a salir con nuestras ideas a combatir todas las demás. Combatir significa debatir.

El hilo rojo

P. ¿Se ha puesto usted un plazo para conseguir la unidad de los comunistas?R. El 92% de los militantes comunistas están en el PCE, primer punto. Ahora estamos trabajando con el PCPE y se puede desembocaren una unidad orgánica en el PCE. Y con respecto a la otra fuerza política [no nombra al PTE-UC de Santiago Carrillo], está el tema de IU, no se puede cuestionar IU.

P. ¿Cuál es el debate ideológico y doctrinal en el que usted quiere situar al PCE?

R. Vamos a relanzar la elaboración del manifiesto programa y va a sorprender a propios y extraños. Revolución científico-técnica, Tercer Mundo, deuda externa, paro estructural, bioquímica, van a ser algunos de los componentes, porque tenemos que adecuar nuestra ideología a la sociedad del siglo XXI, pero conservando una idea muy clara: el hilo rojo, que significa la transformación.

P. ¿Usted cree que hay políticos de provincias y políticos de Madrid?

R. En Madrid me llama la atención las capillas que existen y las zonas de influencia, que me parecen muy interesantes, pero mucho más me interesa lo que digan en Carabanchel, Orcasitas o San Blas.

P. Usted ha llegado aquí como un líder carismático.

R. El llamado líder carismático que fue alcalde de Córdoba trabajó siempre en equipo. Es cierto que tengo facilidad de comunicar, quizá porque soy maestro de escuela y utilizo las técnicas de la pedagogía, pero lo que se atribuye al carisma es método, rigor y trabajo colectivo.

P. ¿Le merece algún comentario la casualidad de que tres dirigentes de partidos de ámbito nacional procedan de Andalucía?

R. A mí me ha dado mucho que pensar. No hay que negar la brillantez del presidente del Gobierno, pero la presencia de los andaluces en la política del Estado viene de antiguo, ahí estaban Narváez, Castelar, Cánovas del Castillo, y el franquista Solís.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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