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FÚTBOL/ COPAS DE EUROPA

El Español supo defender en Vitkovice una clasificación histórica

ENVIADO ESPECIALEl Español, por primera vez en su historia, se clasificó para las semifinales de la Copa de la UEFA. Lo consiguió sin su toque exótico, el internacional camerunés Nkono, que vio el encuentro desde la grada por culpa de una lesión. Los aficionados blanquiazules se quedaron con las ganas de comprobar si su sustituto, Meléndez, es de categoría o bien lo fichó Javier Clemente para que contara chistes en las concentraciones. El Vitkovice fue incapaz de despejar la incógnita, que puso en vilo a la expedición españolista, salvo a Clemente, que declaró con ironía: "Es de Bilbao y los tiene cuadrados".

Y cuadrado vio el balón el Vitkovice, que fue vendido por Clemente como un equipo muy peligroso en su campo y no fue otra cosa que un grupo de amigos que, después del trabajo, juega una pachanguita con más voluntad que acierto. En un terreno impracticable por el barro, ni siquiera fueron capaces de utilizar el juego aéreo, que, teóricamente, debía ser su mejor arma ante su superior envergadura física.

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A Clemente le bastó montar el tinglado que siempre planifica para estos partidos en el que no tiene cabida Lauridsen, que también vio el sucedáneo de fútbol desde la grada. Al técnico blanquiazul se le podrá criticar por su incontinencia verbal, a veces escatológica, pero no por la forma de plantear la mayoría de los partidos. Ayer acertó y, además, tuvo esa dosis de fortuna que siempre le acompaña porque tiene el culo, dice, "muy gordo".

Este vasco, al que le gusta ser el centro de atracción, aseguró en la víspera que, si sus jugadores aguantaban los primeros 20 minutos, la eliminatoria estaba salvada. Para conseguirlo no hizo otra cosa que alinear a su guerrilla con órdenes de "cerrar los ojos y despejar el balón a la tribuna". No contento con esto y, por si alguno no seguía sus órdenes, colocó a dos plumas, Valverde y Alonso, para que marcaran la perdiz por el área checa aprovechando su rapidez.

Todo le salió a la perfección y Macario, como cariñosamente llaman sus compañeros a Meléndez, ni siquiera tuvo que intervenir durante toda la primera mitad. En primer lugar, porque el Vitkovice no dio una a derechas. Y en el segundo, porque la cobertura del Español tampoco se arriesgó a cederle balones. El único que se le envió fue sin querer y a punto estuvo de costarle un gol, cuando Miguel Ángel despejó incorrectamente y el esférico salió fuera, escupido por el travesaño en el minuto 24.

Empujado por un público vociferante, el Vitkovice entendió, por fin, que debía jugar de la forma menos ortodoxa posible para marcar. Ivan Kopecky, el técnico del conjunto checo, dio entrada a dos hombres de refresco, que fueron contrarrestados por las dos torres gemelas, Gallart y Golobart, que tenía preparadas Clemente.

La recta final del encuentro fue el juego de los despropósitos. Nadie fue capaz de ligar una jugada decente y, con las fuerzas muy justitas, unos y otros se dedicaron a calentarse ante la mirada del holandés Thomas, que no tuvo más remedio que echar manos de las tarjetas. A los checos, casi eliminados, les importaba un pimiento que se las enseñaran; a los chicos de Clemente, tampoco. También habían recibido instrucciones al respecto. "Prefiero perder a medio equipo -siete jugadores están amenazados de suspensión- que no pasar", les dijo el técnico.

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