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El eanismo sin Eanes

El PRD, ante al reto de sobrevivir sin el ex presidente portugués

El general Antonio Ramalho Eanes, de 53 años, presidente entre 1976 y 1986, se ha retirado de la política activa, pero apoya la decisión de Herminio Martinho, actual líder del Partido Renovador Democrático (PRD), de intentar reorganizar el eanismo sin Eanes. De fiel lugarteniente, Martinho, de 47 años, asciende al liderazgo de una formación en profunda crisis, pero que es todavía la cuarta fuerza política portuguesa, con sus siete diputados. El Consejo Nacional del PRD ha fijado para finales de mayo el próximo congreso.Transformar en partido el movimiento que hace tres años se organizó alrededor del nombre y la sombra del prestigio y la popularidad del general Eanes, entonces jefe del Estado, es el desafío que Martinho y otros dirigentes se proponen afrontar.

Contra las opiniones de su adversarios políticos y de la generalidad de los analistas políticos, afirman que, después del triunfo de Cavaco Silva y de la reorganización del Partido Socialista, existe aún entre ambos un espacio político para un partido centrista de oposición, pero no radical.

En los comicios de julio de 1987, el PRD fue el principal derrotado, bajando del 18% de los votos alcanzado un año antes hasta menos de un 5%. Todo parecía encaminarse entonces hacia la desaparición de una formación política que sus adversario políticos consideraron siempre como un fenómeno transitorio nacido del desencanto hacia los partidos tradicionales y de un sector importante del electorado socialista hacia la acción del último gobierno de Mario Soares.

Fuertes presiones

Todos los analistas interpretaron la derrota electoral del PRD como el fin de la carrera política de Eanes y, por consiguiente, del partido eanista. Así pareció entenderlo el propio ex presidente de la República, quien renunció a la presidencia del PRD al día siguiente de las elecciones.En los seis últimos meses han sido fuertes y contradictorias las presiones ejercidas sobre los supervivientes del PRD para convencerles de la inutilidad de su resistencia y de la necesidad de completar un movimiento centrífugo, que dispersó su electorado entre la actual mayoría de los partidos de la izquierda clásica, socialista y comunista.

La oposición social suscitada por muchas de las medidas concretas, tomadas o anunciadas, por el Gobierno de Aníbal Cavaco Silva; la resistencia de los sectores moderados a la estrategia de la bipolarización adoptada por el Partido Socialista, bajo la dirección de Vitor Constancio y consagrada por el reciente congreso de esta formación; y la guerra aún en curso entre socialistas y comunistas por el liderazgo de la posición de izquierda, han convencido a los actuales dirigentes del PRD de que seguía existiendo un espacio para su partido.

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Un partido sin la pretensión de conquistar el poder por sus propias fuerzas y a corto plazo, y sin cuestionar las opciones de fondo del electorado que dio a Cavaco una victoria plebiscitaria podría corregir los efectos perversos de la concentración del poder que, en su opinión, es inseparable de los Gobiernos de mayoría absoluta en países sin fuerte tradición democrática.

El ex presidente está dispuesto a mantenerse ligado al PRD, aunque de manera simbólica, como simple militante y "referencia política y moral". Una solución que encontró inmediatamente una violenta reacción, sobre todo en los soaristas. Para éstos el paso a la reserva del ex presidente sería un nuevo episodio de la eterna guerrilla entre Mario Soares Soares (actual jefe de Estado) y Eanes, con el objetivo de preparar la candidatura del segundo a las elecciones presidenciales de 1991 con el apoyo del Partido Socialdemócrata (PSD) y de Cavaco Silva, aprovechando la previsible crisis de la cohabitación a la portuguesa.

Eanes desmintió estas ambiciones presidenciales, pero no escondió sus simpatías hacia el actual primer ministro, que fueron tal vez el motivo principal de su alejamiento del PRD.

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