El Banco de España rebajará el rigor de las condiciones vigentes para acceder a la profesión de banquero

El interés creciente de los agentes de Cambio y Bolsa para ejercer actividades bancarias y de los bancos por penetrar en los negocios bursátiles ha tenido un doble efecto. Por una parte, ha disparado al alza el precio de las fichas bancarias y, por otra, ha creado un cierto enrarecimiento en las relaciones entre ambos colectivos. El propósito final de Mariano Rubio, gobernador del Banco de España, de anunciar la autorización de nuevos bancos es más bien una respuesta a este problema. Las autoridades monetarias consideran que los agentes de Cambio y Bolsa y otros profesionales de las finanzas que quieran ejercer como banqueros no deben verse obligados a comprar a precios disparatados las fichas bancarias dormidas. Por otra parte, el Banco de España considera que ya se debe poner fin al statu quo bancario y autorizar la creación de nuevos bancos por considerar cerrado el proceso de saneamiento de las instituciones financieras que resultaron afectadas por la crisis.No obstante, existen diversas versiones sobre el sistema que empleará la Administración para proceder a nuevas autorizaciones. Según fuentes financieras, se flexibilizarían los criterios de interpretación del decreto de 1974, que no sería modificado, y que regula la creación de nuevas entidades financieras. Según estas fuentes, las autoridades concederían nuevas autorizaciones, siempre bajo ciertas condiciones. En este sentido se considera imprescindible que los nuevos banqueros sean personas conocidas de solvencia acreditada y que la gestión sea encomendada a profesionales de trayectoria intachable y de reconocido prestigio. Se quiere huir de los personajes intrépidos, iluminados o recién llegados.

Cambio de legislación

Sin embargo, otras fuentes, próximas al Banco de España, señalan la conveniencia de modificar la legislación de 1974, vigente actualmente, que otorga un trato más restrictivo a la creación de nuevos bancos españoles que a la implantación de entidades extranjeras en España. Según estas fuentes, las principales modificaciones se dirigirían a rebajar las condiciones más duras, tales como la exigencia de un capital social totalmente desembolsado de 750 millones de pesetas en Madrid y Barcelona (500 millones en las demás ciudades) y una cantidad equivalente como reservas, la prohibición de operar en el extranjero durante los primeros cinco años y la prohibición de repartir dividendos y efectuar inversiones en valores durante los tres primeros años.El último banco autorizado fue el Banco de la Pequeña y Mediana Empresa, en 1978, que ha tenido un importante crecimiento. A finales de 1987 gestionaba unos recursos totales de 83.339 millones de pesetas. La última compra de una ficha bancaria fue la del Sindicato de Banqueros por Alfonso Fierro por 1.800 millones de pesetas.