Sorpresa en los Balcanes

LO OCURRIDO en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de los seis países balcánicos (Albania, Bulgaria, Grecia, Rumanía, Turquía y Grecia) ha sido una sorpresa positiva para los propios participantes,incluso para Yugoslavia, que se ha esforzado con tenacidad por sacar adelante este proyecto. Los resultados han superado las expectativas.Sin hablar de épocas más antiguas, la región de los Balcanes se ha caracterizado durante el siglo XX por haber sido teatro de gravísimos conflictos internacionales. No en balde ha tomado carta de naturaleza la expresión polvorín de los Balcanes. La abigarrada distribución geográfica de muchas nacionalidades ha determinado que se hallen englobadas en las fronteras de casi todos los Estados minorías nacionales más o menos importantes. Ello ha suscitado permanentes enfrentamientos y sigue dando lugar a polémicas y conflictos enconados.

Una de las sorpresas que ha deparado el encuentro de Belgrado ha sido la actitud del ministro de Exteriores de Albania. Este país se ha negado sistemáticamente hasta ahora a figurar en ninguna reunión intemacional, con excepción de la ONU. Es el único país de nuestro continente que no participa en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, nacida del histórico Acuerdo de Helsinski. Si bien Albania había establecido recientemente relaciones bilaterales con algunos países, como España, su actitud en Belgrado indica que algo empieza a cambiar en Tirana. Dos novedades se han destacado en la actitud albanesa: la voluntad de mejorar sus relaciones con Yugoslavia, superando el contencioso sobre la minoría albanesa de Kosovo, y sobre todo una apertura a la cooperación multilateral.

La reunión de Belgrado ha desembocado en un comunicado conjunto, cosa que parecía imposible en una primera toma de contacto. En él se resalta "el clima de amistad y de diálogo", sin esconder la existencia de serias diferencias. Por ello el comunicado insiste en la necesidad de abordar la cooperación con una aproximación gradual y realista, un trabajo perseverante y esfuerzos continuos". Reviste suma importancia el acuerdo de realizar reuniones regulares de los ministros de Exteriores y de altos funcionarios. Se ha decidido asimismo una serie de reuniones en diversas capitales sobre algunos temas concretos: economía, transporte, protección ecológica...

El éxito del encuentro ha sido posible porque se ha puesto en primer plano la conveniencia para todos los Estados de establecer formas prácticas de cooperación en cuestiones concretas. Ello refleja una tendencia histórica que marca la época que estamos viviendo: la creciente internacionalización de los problemas, lo que lleva a superar los límites nacionales para abordarlos con eficacia. Pero ello requiere que pasen a segundo término los enfrentamientos ideológicos o dimanantes de la división en bloques militares.

En Belgrado la presencia en la reunión de países del Pacto de Varsovia y de la OTAN no ha sido obstáculo para que reinase un clima amistoso y para que se estableciese un programa de futuras cooperaciones concretas. En otras épocas hubiese sido inimaginable. Ello confirma que vivimos una transición en la vida internacional. Sin duda los países balcánicos siguen teniendo entre sí diferencias muy serias, y no puede descartarse que se produzcan tensiones en determinadas coyunturas. Pero al emprender un camino de cooperación han dado un paso fundamental.