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Las suspensiones de pagos y quiebras se han reducido a niveles previos a la crisis económica

El número e importancia económica de las suspensiones de pagos y quiebras se redujeron en España por quinto año consecutivo durante 1987. Los activos o pasivos incursos en procesos concursales -centenar y medio de suspensiones y menos de un centenar de quiebras- apenas alcanzaron el 0,1 % del producto interior bruto (P113), mientras que en 1982 llegaron a sobrepasar el 1,5% de ese valor añadido generado por el conjunto de la actividad económica. La siniestralidad económica ha cedido conforme se recuperaban las empresas y ya está en niveles inferiores a los que se registraban antes de empezar la crisis de los setenta.

Los datos que publicará la. próxima semana el Instituto Nacional de Estadística señalan que durante el año pasado fueron declarados en España centenar y medio de suspensiones de pagos y algo más de la mitad de quiebras. En 1986 hubo 205 suspensiones y 79 quiebras.Tanto en número como por valor de los activos y pasivos incursos en suspensión, la reducción se ha situado entre el 20% y el 30%, aunque cabe recordar que en cada uno de los dos ejercicios anteriores las suspensiones de pagos ya se habían reducido a la mitad.

Las quiebras, por el contrario, han aumentado ligeramente respecto a 1986. Medios informados apuntan que su. tramitación resulta más lenta y proceden por lo general de situaciones de insolvencia que han estado arrastrando durante años.

Pero la importancia económica de las mismas es muy inferior a la de las suspensiones: cerca de la décima parte de aquéllas en el apartado de los activos y en torno a la quinta parte por pasivos.

La suma de los activos declarados por las empresas que solicitaron el pasado año la suspensión de pagos rondó los 50.000 millones de pesetas, mientras que los pasivos fueron unos 40.000 millones de pesetas.

Las respectivas medias mensuales apenas sobrepasaron los 4.000 y los 3.000 millones de pesetas, lo que supone no alcanzar la quinta parte del valor que alcanzaron durante 1982 en pesetas de aquel año.

Niveles mínimos

Comparados los activos o pasivos de las suspensiones declaradas a lo largo del año pasado con el producto interior bruto total español, apenas rebasaron el 0,1%.

Sobre esta misma referencia, durante 1982, cuando las suspensiones alcanzaron un máximo tanto por número como por importancia económica (893 empresas con casi 300.000 millones de activos y 200.000 de pasivos), la equivalencia aproximada fue del 1,5% del PIB anual.

Igualmente, en 1975, cuando empezaron a suspender pagos más de 2,00 empresas al año, los activos implicados representaron el 0,4% del PIB y los pasivos el 0,6%.

La inmensa mayoría de las suspensiones de 1987 han sido empresas pequeñas. Entre las grandes o medianas destacaron la sociedad metalúrgica La Farga Casanova y su filial Taga, con una deuda superior a los 7.000 millones de pesetas y 2.500 millones, respectivamente; la cooperativa tomatera murciana Coexto, con 1.600 millones de deudas, y la sociedad de congelados vegetales Zucosa; la empresa alemana de maquinaria para el automóvil Fredenhagen, con unos 1.000 millones de pesetas de pasivo; la Empresa Papelera Industrial (748 millones de pasivo), y Talleres Faro, con una cantidad similar a la anterior.

Después de 1982, cuando el ajuste de plantillas y el financiero de las empresas fueron reforzados por el impulso de la recuperación económica internacional y de una política de rentas favorable a reconstituir los excedentes empresariales, la siniestralidad económica ha descendido a lo largo de estos años.

Mejora de resultados

El retroceso de las suspensiones de pagos y quiebras ha discurrido de forma paralela a la mejora de los resultados de las empresas, tanto en las partidas de beneficios netos como en otras de sus cuentas de resultados.

Los beneficios netos de las empresas incluidas en la Central de Balances del Banco de España eran en 1983 inferiores al 3% del valor añadido generado por las mismas, y en la actualidad pueden rondar el 10%, pues tras el último dato conocido -un 8,5% en 1986- ha proseguido la mejoría. Igualmente, las amortizaciones, previsiones y provisiones han pasado del 17% del valor añadido a cerca del 21%.

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