La concesión a Guinea de un crédito de 1.400 millones abre una nueva etapa en las relaciones con Malabo
La concesión a Guinea Ecuatorial de un crédito de 1.400 millones de pesetas, aprobado en el Consejo de Ministros de ayer, se espera que desbloquee por fin lo que en los últimos años ha sido la nube negra en las relaciones entre Malabo y Madrid: la falta de liquidez del Guinextebank, entidad bancaria en la que el Banco Exterior de España participaba en un 50% junto al Gobierno guineano. Los socios españoles decidieron abandonar la entidad, y para ello había que cubrir el agujero de 1.200 millones de pesetas. Hace dos semanas, en Malabo se preparó el acuerdo: los guineanos aceptaron la oferta de un crédito de 1.400 millones de pesetas del Gobierno español para zanjar la cuestión con miras al reflotamiento del Guinextebank.
La salida del Banco Exterior es considerada en Guinea como un retroceso más de la presencia española en su única ex colonia en el África negra. Lo que pudo ser una empresa rentable se ha convertido en uno de los símbolos de la historia de amor imposible entre Guinea y su madre patria.El Guinextebank se estableció en Guinea en 1979. Eran los momentos eufóricos que siguieron al golpe de la libertad que terminó con la sangrienta dictadura de Macías. Una nueva era comenzaba para los guineanos. España desembarcó en Guinea con una oleada de médicos, técnicos, maestros y hasta entrenadores de fútbol que, bajo la bandera de la cooperación se proponían abrir un nuevo capítulo en las relaciones entre los dos países tras el distanciamiento provocado por el antiespañolismo de los años de Macías.
En este marco, el Guinextebank, a través de la participación del Banco Exterior, tenía como objetivo contribuir al desarrollo económico y financiero de Guinea así como apoyar a los empresarios españoles que operan en este país.
La entidad ecuatoguineana fue durante años el pulmón económico del país, ya que tenía en su poder las cuentas de los empresarios españoles que se dedicaban a las explotaciones madereras, los cultivos del cacao y el café, principales recursos del país, y que constituían aproximadamente el 80% de las actividades económicas de Guinea. Se calcula que en 1986) sólo las empresas españolas generaron un volumen de 12.500 millones de FCFA (francos Cefa, 5.000 millones de pesetas), equivalentes a todo el presupuesto del Estado guineano. Estos datos explican que a pesar de la mínima inversión inicial con la que contó la entidad -apenas un millón de dólares- el Guinextebank tuviese unos amplios horizontes para prosperar.
Las dificultades para el Guinextebank comenzaron en 1985 con la implantación en Malabo del BIAO (Banco Internacional del África Occidental), entidad bancaria de capital francés, que siguió a la entrada de Guinea en la zona del franco francés y que se planteó como un duro rival que contaba con el firme apoyo del Gobierno de París.
El detonante
El detonante de la crisis del Guinextebank fue el agujero de 1.200 millones de pesetas que, según las auditorías efectuadas por encargo del Banco Exterior, se deben por la política de concesión de créditos indiscriminados sin el respaldo de los avales y criterios que normalmente se exigen para este tipo de operaciones. Los directivos españoles no han dudado en culpar de ello a las presiones sufridas por el entorno social y político guineano.Sin embargo, el crédito concedido a la primera dama, la esposa del presidente Teodoro Obiang, de ocho millones de pesetas, para el establecimiento de una hipotético salón de belleza bajo la única garantía de su condición política queda como un mero hecho folclórico frente a los créditos concedidos sin avales al español Francisco Roig, que aún debe 400 millones de pesetas.
En cualquier caso, las autoridades guineanas subrayan el hecho de que tanto la primera dama como el propio presidente ya han puesto sus cuentas en regla mientras que Roig sigue sin pagar, y la venta de unos supermercados que ofreció como garantía de su préstamo está pendiente de sentencia en un tribunal de Malabo que deberá definirse esta semana.
Una cosa queda clara: la responsabilidad de lo ocurrido, tal como afirman las propias auditorías, recae sobre los directivos españoles que controlaban enteramente la gestión del Guinextebank.
El agujero fue lo que puso en el disparadero la situación del Guinextebank a través de la empresa francesa GE TOTAL que, al haber logrado del Gobierno guineano la concesión de lo que fue la antigua red de gasolineras españolas de todo el país, monopoliza actualmente la importación y venta de carburante en Guinea. Al trasladar repentinamente dicha empresa su cuenta del Guinextebank -valorada en unos 500 millones de pesetas- al BIAO colocó en situación de quiebra técnica a la entidad guineanoespañola. El hecho de que a pesar de sus desventuras el Guinextebank haya devengado beneficios hasta el último momento, hace incomprensible para las autoridades guineanas las prisas y la firme decisión del Banco Exterior de abandonar su participación.
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