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CEMA y Marcial Ucín negocian la compra al 50% de Nervacero

Enric González

Las empresas siderúrgicas Compañía Española de Laminación, SA (CELSA) y Marcial Ucín, SA podrían alcanzar en los próximos días un acuerdo por el cual adquirirían, como socios al 50%, la firma Nervacero, SA, integrada actualmente en el grupo vasco Unión Cerrajera. La negociación está muy avanzada y sólo falta pulir algún extremo sobre el plan de viabilidad de Nervacero, que no acaba de convencer a las empresas compradoras, en el que se están practicando modificaciones.

CELSA y Marcial Ucín se harían cargo de Nervacero dentro del plan de reconversión de los fabricantes de aceros comunes, que aspira a clarificar y sanear las empresas del sector. El precio de la compraventa sería simbólico, ya que el auténtico coste para los compradores provendría del saneamiento financiero que deberían practicar en Nervacero, una entidad que factura más de 15.000 millones anuales y que emplea a medio millar de trabajadores.Tanto Marcial Ucín como CELSA piensan hacer frente a los problemas de Nervacero con una parte de las subvenciones que la Administración les otorgue, por el achatarramiento de capacidad productiva en sus propias factorías. La Administración ha mostrado en varias ocasiones su interés por dejar Nervacero en manos de firmas con gran capacidad de gestión, y para que la operación CELSA-Ucín tenga éxito está dispuesta a conceder directamente subvenciones, a la empresa vizcaína, por cuenta de los achatarramientos de sus compradores.

En el caso de CELSA, su entrada en el capital de Nervacero supondrá incrementar los sacrificios en sus factorías catalanas, ya que éstas no recibirán todas las subvenciones correspondientes por achatarramiento. En este sentido, parece muy probable que, además de achatarrar algunas instalaciones de CELSA, se cierre completamente Torras Herrería y Construcciones, antigua siderúrgica catalana que CELSA compró el año pasado y cuya facturación supera los 20.000 millones de pesetas anuales, con una plantilla que ronda las 500 personas.

El cierre de Torras Herrería sería, según los planes que en este momento barajan CELSA y la Administración, más legal que efectivo. En una primera fase de la operación se procedería a liquidar la empresa, cuya situación financiera es muy negativa. Con una parte de las subvenciones por el cierre se cubrirían las deudas, y el resto del dinero concedido por el Ministerio de Industria se destinaría a Nervacero.

Absorción de activos

Una vez liquidada Torras, CELSA tomaría buena parte de sus activos sanos (maquinaria y trabajadores) y los integraría en su organización. En este sentido, fuentes del sector recuerdan que Torras tiene unas instalaciones más modernas, en general, que CELSA, la cual disfruta por el contrario de un balance mucho más saneado. Esta fórmula, que en la práctica consistiría en la absorción de Torras por parte de CELSA, ha generado preocupación entre los trabajadores de la firma absorbida, traducido las últimas semanas en manifestaciones para reclamar que la operación no elimine puestos de trabajo.El director general de Industrias Siderometalúrgicas, José Francisco Sánchez Junco, y el gerente del plan de reconversión de Aceros Comunes, Juan Carlos Bartolomé, también intentarán que se concrete esta semana una operación que permita cerrar la empresa madrileña Azma, SA, con el menor coste social posible. Azma está en dificultades desde hace años y carece de viabilidad a medio plazo, según distintas fuentes. Una de las fórmulas que estudian Administración y sector se basa en la creación de un pool de empresas que compraría Azma para cerrarla, arbitrando mecanismos que permitieran conservar, en otra sociedad, parte de la plantilla y la maquinaria de Azma.

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