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Pasatiempos desde el Soho

Un equipo de 13 personas hace posible las emisiones de Canal 10 desde Londres

Un equipo de 13 personas constituye la presencia de Canal 10 en Londres. Fuertes dosis de ilusión y aventura, un mutismo teñido de incertidumbre y largas horas de trabajo dan cuerpo a la primera emisora privada de televisión de España, que emite desde un sótano de los estudios Molinare, en el Soho londinenese. La media de edad de los encargados de proveer a los teleadictos españoles con una nueva mezcla de películas, series, programas musicales, transmisiones deportivas y aerobic es de 26 años.

"La aventura, el destino, el estar en la edad, el que llega un momento y lo haces" es el modo como Almudena Solana explica su presencia en Canal 10, palabras que obtienen el asentimiento silencioso de sus compañeros. Solana, con una cierta experiencia en TVE, estaba preparando su doctorado en Ciencias de la Información cuando se le presentó la oportunidad de ser en esta emisora locutora de continuidad.La jornada laboral en estos primeros momentos de Canal 10 es larga. Casi todos los integrantes del grupo -el director de estudio, un técnico electrónico, un guionista, cuatro realizadores, cinco locutores y una secretaria- están desde primeras horas de la mañana en los estudios. La emisión no comienza hasta muchas horas después, pero durante ese tiempo se maquillan, hacen ensayos de luces, se aprenden de memoria las presentaciones de los futuros programas y las graban.

La tensión psicológica del reto asumido deja sus huellas en algunos rostros, que a última hora de la tarde aparecen macilentos. Miguel Porcel, director del estudio de emisión y antiguo trabajador en realización de TVE, está agotado, pero con fuerzas para decir que "haría este trabajo sin cobrar". Porcel está entusiasmado con el proyecto, lo mismo que Jorge del Castillo, el técnico electrónico que a sus 20 años se presenta como adjunto de coordinación y hace las veces de ideólogo de la criatura.

Flexibilidad

El hijo de Bartolomé del Castillo, vicepresidente de Film Success, es quien enfatiza la diferencia que hay entre esta sociedad, que son ellos los que emiten el programa, y Canal 10, encargado de la comercialización del producto. Es también él quien dice desconocer la palabra fracaso, y él quien habla de que la actual estructura de la empresa tiene "una flexibilidad que permite hacer cientos de cosas", que dice no estar autorizado a revelar, y entre las que se contempla desde emitir para las islas Canarias a materializar acuerdos de colaboración con otros canales europeos por satélite.El mutismo y la desconfianza ante los extraños envuelven a los españoles del estudio Molinare. Hay quien no quiere dar su nombre ni ofrecer detalles de su situación en la compañía, parapetándose tras un "me podría perjudicar. que ni siquiera se atreve a relacionar con algo o alguien, aunque gente hay que está tentando las aguas sin descolgarse del barco de procedencia. Nadie quiere hablar de los términos de los contratos temporales suscritos, que son para un locutor de 375.000 a 400.000 pesetas, y para un realizador, de 475.000. Con un "no sé nada" y "no puedo decir nada" responden a todas las preguntas.

Sólo hay un momento a lo largo de la conversación mantenida en un pasillo, junto al control de emisiones, en que a uno de los contertulios se le escapa una recriminación que sugiere que no las tiene todas consigo en la empresa, pero no hay modo de obtener más explicaciones. Esta veta de tensión estrecha las relaciones en el grupo, en el que, salvo excepciones, ninguno se conocía antes de llegar a Londres, hace 15 días. Para algunos es su primera estancia en la capital del Reino Unido, donde además de trabajar para Canal 10 piensan perfeccionar su conocimiento del inglés.

Este mayor conocimiento del inglés no ha de venir nada mal a quienes han de estar bregando diariamente con el desabrido personal de los estudios Molinare, que brindan toda la infraestructura a Canal 10. Desde la capital de España se envía la película por avión a Film Success, y Molinare cursa la señal de vídeo desde el estudio a la British Telecom (la Telefónica del Reino Unido), que la lanza al satélite que la rebota a España.

La emisión se realiza desde un pequeño control al que los extraños no tienen acceso durante las horas de trabajo. Las palabras "estamos emitiendo", pronunciadas con una unción semibrujeril, son el conjuro con que se espanta a los curiosos. Sólo a través de un pequeño visor en la puerta puede verse una oscura habitación de escasos metros cuadrados en la que pequeños controles y unos cuantos monitores permiten realizar y seguir la emisión de lo que en ese momento llega a los receptores españoles.

La emisión actual es de unas cuatro horas, y a finales de mes serán realidad los grandes designios de emitir sin interrupción, algo que ya hace los fines de semana el primer programa de Televisión Española.

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