Portugal afronta la primera crisis político-social en tres años

El primer ministro portugués, Aníbal Cavaco, Silva, se enfrenta a la primera crisis de Gobierno y a la mayor agitación laboral de los últimos tres años. Cavaco Silva reunió durante todo el día de ayer a sus ministros y secretarios de Estado, en un cónclave oficialmente destinado a examinar la acción del Gobierno en los últimos seis meses y preparar las importantes batallas políticas previstas para el próximo semestre: la revisión constitucional, las privatizaciones, la reforma agraria y la nueva legislación laboral.

En los medios políticos de Lisboa se habla con cada vez mayor insistencia de divergencias en el interior del Gobierno y del partido mayoritario y de una posible remodelación del Gabinete a medio plazo.La negociación anual de los convenios colectivos y la intención del Gobierno de liberalizar los despidos polarizan la oposición de los sindicatos y de los partidos de izquierda. Ayer en Lisboa y Oporto y el viernes en Coimbra y otras ciudades, miles de trabajadores salieron a la calle en manifestaciones convocadas por la Confederación General de Trabajadores (CGT) comunista. El congreso nacional de la Unión General de Trabajadores (UGT) que se realizó este fin de semana en Braga declaró también la guerra a la política social y laboral del Gobierno. La UGT, que aglutina a sindicalistas socialistas y socialdemócratas, estos últimos afectos en principio al partido del Gobierno, acusan a Cavaco Silva de haber roto el pacto salarial firmado hace menos de un mes. La UGT exige un cambio en la actitud del Gobierno ante los conflictos laborales actuales.

El más grave afecta al transporte público urbano. Lisboa está hace tres semanas sin autobuses cuatro horas al día. La situación puede empeorar en los próximos días con los paros anunciados del metro y de los ferrocarriles.

Pero las organizaciones patronales y la oposición conservadora están también descontentas con la política económica del Gobierno. La oposición de izquierdas afirma que el estado de gracia se ha acabado ya para Cavaco Silva. El líder socialista Víctor Constancio dice que hasta el mito Cavaco pierde popularidad.