La vuelta a la normalidad del Hispano
Claudio Boada, presidente del Banco Hispano, y José María Amusátegui, vicepresidente y consejero delegado de la entidad, están contentos. "El jueves fue uno de los días más felices, cuando las autoridades monetarias me dieron, verbalmente, el visto bueno a la propuesta que les hice de destinar todos los recursos a provisiones, repartiendo un dividendo de 100 pesetas por acción con cargo a reservas, porque significa que el Hispano ha dejado de ser el hermano pobre de los grandes bancos".El presidente del Hispano explica gráficamente el cambio que ha dado el banco. "En los últimos años hemos tenido que pedir permiso para todo. Para repartir un dividendo modesto, para tener un calendario especial para hacer las provisiones mínimas exigidas por las autoridades monetarias. Y esto es muy cansado, no se puede mantener mucho tiempo la tensión de no poder hacer lo que se considera necesario y tener que someterse a la autorización continua".
Alegría
Las cifras de cierre del ejercicio del Hispano apuntan a esa vuelta a la normalidad. "Nos hemos colocado en la cabeza de los grandes bancos", afirma, cuando dice que los 73.843 millones de pesetas de recursos generados superan a algunos de sus colegas y que apenas si han tenido que utilizar la vía de venta de participaciones accionariales para obtener beneficios y se deben, sobre todo, a la actividad típica.
La alegría de los responsables del Hispano aumenta si hablan del Urquijo Unión, al señalar que 1987 ha supuesto acabar de destinar recursos a pérdidas de años anteriores. "Por primera vez este año, el Urquijo Unión aumentará sus reservas en 1.000 millones de pesetas. Ha empezado el proceso de capitalización de la entidad" afirma Amusátegui. El Urquijo Unión, participado en un 97% por el Hispano, tiene este año que devolver todas las ayudas recibidas para su saneamiento y cubrir coeficientes como el resto de la banca.
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