Calgary aspira a ser Los Angeles del invierno
Los XV Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebrarán en la ciudad canadiense de Calgary entre el 13 y el 28 de febrero, se encuentran ante el reto de hacer rentable el máximo acontecimiento de los deportes de nieve y hielo. La segunda ciudad de la provincia de Alberta, al oeste del país, tras Edmonton, tiene en la cita olímpica una oportunidad que no puede desaprovechar. El centro canadiense con más rancio sabor del Oeste americano debe su pujanza al petróleo, pero con la bajada de los precios ha sufrido un duro golpe y cuenta con el éxito comercial de los Juegos Olímpicos para volver a lanzarse. Calgary aspira a imitar en el invierno el gran negocio que fue Los Angeles en el verano de 1984.
La cita californiana, criticada duramente en un principio por convertir por primera vez unos Juegos Olímpicos en una organización privada, es desde su éxito espectacular un modelo a seguir por todas las sedes olímpicas. Si en los países socialistas eso no será posible en su totalidad, en los occidentales es todo un camino abierto para el negocio. Aunque se cuente con ayudas estatales, se ha demostrado que la comercialización es la veta a explotar.Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles produjeron unos beneficios netos de 215 millones de dólares (24.500 millones de pesetas). Resultado bien distinto al desastre de Montreal, en 1976, donde las pérdidas se elevaron a 750 millones de dólares, que aún están sin amortizar totalmente.
El ejemplo del fracaso ocurrido en el mismo país hace 12 años, que ha marcado incluso la iniciativa de Calgary, ha llevado a la organización a ser muy cautelosa. También le ha servido de lección que otros JJ OO cercanos, del mismo estilo -los invernales de Lake Placid (EE UU) en 1980-, produjeron pérdidas igualmente, aunque menores. Con unos reparos impropios de una organización norteamericana, que se mostró demasiado provinciana y sin miras empresariales, exageradamente localista, tuvo un déficit cercano a los 6,5 millones de dólares. El mayor problema de Lake Placid fue que involucró a más de 300 marcas publicitarias por sólo nueve millones de dólares cuando debió sacar mucho mayor rendimiento. No supo ser Los Ángeles.
Dos vías
Calgary ahora, aparte de las ayudas oficiales -50 millones de dólares del municipio y 100 del Gobierno de Alberta, que ha dado otros 160 en subvenciones-, tiene dos vías comerciales. Además de los 67 millones de dólares que ha firmado con los patrocinadores locales se beneficiará del programa olímpico de mercadotecnia (TOP) lanzado por el Comité Olímpico Internacional (COI). Se trata de una iniciativa planteada como necesidad imperiosa por el máximo organismo olímpico, que no quiere depender en su economía casi exclusivamente de la televisión -de las cadenas norteamericanas sobre todo, que acaparan el 75%-, y tampoco perder el control de esta fuente de financiación, que le reportó al comité organizador de Los Ángeles 127 millones de dólares, parte muy importante de su éxito.
El programa TOP para Calgary y Seúl supondrá 120 millones de dólares, aportados en esta ocasión por nueve empresas, a las que se da la posibilidad de disponer también de los emblemas de los dos Juegos Olímpicos, de invierno y de verano. Kodak pagará 15,5 millones; Visa, Federal Express, Brother, Panasonic y Philips, 14,5; Coca-Cola, 13; 3M, 12, y Time, 7. La gestión de contactar a las multinacionales patrocinadoras la ha hecho, desde su contratación por el COI, la sociedad International Sports Leasure, filial de Adidas, a quien se le adjudicó antes del fallecimiento de su presidente, Horst Dassler.
El problema para el comité organizador (OCO 88), por ejemplo, es combinar el múltiple patrocinio de las empresas locales y las que vienen del TOP para evitar interferencias. De todas formas, "sin el apoyo del sector privado", ha declarado David Shanks, director general de relaciones con las empresas en el OCO 88, "los Juegos Olímpicos no habrían podido salir adelante".
El optimismo del OCO 88 empezó basándose en el apoyo enorme de la televisión. La ABC norteamericana ganó la subasta cuatrienal de los derechos de transmisión por 309 millones de dólares, 50 más que los proyectados por el propio OCO 88. La ABC sí piensa tener unas pérdidas entre 40 y 50 millones, pues a los 309 que pagará tendrá que sumar 50 más para gastos de producción y otros 50 para comisiones de las agencias publicitarias. Para los JJ OO de Calgary se han invertido unos 650 millones de dólares, aunque en ellos se incluye infraestructura que no corresponde al OCO 88. Éste tiene previstos unos ingresos de 427 millones, lo que le permitiría tener unos beneficios entre 25 y 30 millones de dólares. Con esto se daría por satisfecho.
El 'chinook'
La comercialización debe ser su salvación, porque los 250.000 visitantes que se esperan y la venta de entradas apenas alcanzarán para amortizar el 50% de las ayudas oficiales.
Y eso, si se consigue, sólo será con mayoría de presencia local, pues el 65% de los 1,45 millones de entradas vendidas hasta ahora (de un total de 1,85 millones, es decir, casi el 80%) ha sido comprado por habitantes de la región de Calgary.
Cuestión aparte, más peligrosa para el éxito deportivo que el económico, aunque también se elevarán los gastos con la producción artificial de nieve, será si ésta falta, como ocurre ahora mismo. La causa es el chinook, el viento cálido del Pacífico que sopla a menudo en esta época. Tras haber llegado la nieve a finales de año, ha vuelto a bajar en los últimos días, pues el aliento tibio de las Montañas Rocosas (a cuyas faldas, más al este, separándola del océano, se encuentra Calgary) se encarga, sólo en unas horas, de subir la temperatura de -20 grados a 10. Pero Calgary, a pesar de su viento, apuesta por el éxito.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.