Y los 'zuppies'
La noticia me llega vía Máximo Pradera, recién cazada en el teletipo de Efe. Que después de los yuppies son los zuppies. No hay tiempo para documentarla, y mi filólogo de cabecera en juegos de inglés, Cabrera Infante, no coge el teléfono en Londres. Lo que Máximo me diga, que con estas novedades informativas hay que ser instantáneos y mañana puede ser demasiado tarde. Las de ahora no son modas emergentes, como dicen los sociólogos cursis; son emergencias. Y cuando ves pasar por la calle una emergencia nunca sabes si es parto o defunción.Esta vez es jubilación. Que eso son los zuppies: aventureros armados de jubilación anticipada, con una tediosa vida profesional por detrás y mucho ocio por delante, pensionistas dispuestos a cometer en la tercera edad las locuras del cuerpo, el alma y la cartera prohibidas cuando eran treintañeros. Los zuppies son los únicos que arriesgan en la bolsa después del lunes negro, esquían por pistas suicidas, pescan tiburones caribeños y regresan a la nicotina, el colesterol, la caloría y el alcohol luego de haber malgastado la segunda edad rumiando zanahorias, coliflores, rábanos y Adidas. Los zuppies le han dado un giro copernicano a la estética del pensionista. Nada de nietos en las rodillas, crucigramas, jardinería, cardiólogos, bonos del Tesoro, Kundera y otras resignaciones. Son clases nada pasivas. Huyen del hogar por un flechazo de la edad de sus hijos, invierten en negocios absurdos, se rebelan contra la dictadura médica y adoran la incertidumbre según avanzan hacia la única certeza. Es todo tan lógico. El zuppy sesentón ocupa el territorio desertado por el yuppy treintañero fanatizado por la salud, la monogamia, el dinero, el lujo idiota, el éxito, los michelines y el pavor a los cuarenta. Había un apetecible vacío en las arenas del circo, y lo invaden estos audaces jubilados al grito alegre de morituri te salutant. ¿Por qué llaman zuppies a los matadores de los yuppies? También pertenece a la lógica. A la alfabética. Después de la y es la z.
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