Cofindustria y el Banco de Italia critican la política económica de Goria

Tanto la Confindustria, presidida por Luigi Lucchini, como el gobernador del Banco de Italia, Carlo Azeglio Ciempi, con la aquiescencia del rey de Fiat, Gianni Agnelli, acaban de echar un jarro de agua fría sobre lo que ellos han llamado el "imprevisor optimismo" de la actual política económica del Gobierno. Según dichos personajes, que acaban siempre condicionando la política del Gobierno, la situación económica para este año y el próximo es más bien "gris", con graves problemas para la exportación. Piensan que el crecimiento no superará el 1,7%, y subrayan que si la inflación se quedara probablemente por debajo del 5%, ello se deberá sólo a factores externos, como el precio del petróleo y el bajo valor del dólar.Tanto el presidente de Confindustria como el líder de Fiat han insistido en que la única solución para hacer frente a los difíciles años que están delante sena un Ejecutivo "fuerte" y no un Gobierno débil como el actual. Para ello piden estos empresarios un Gabinete que cuente en el Parlamento con una mayoría política segura capaz de hacer aprobar las leyes presentadas y dar posibilidad a la industria de programar el futuro con tranquilidad.

Piden también una ley antihuelga, ya que, según ellos, la ola de huelgas que está paralizando, por ejemplo, los transportes desde hace meses demuestra que no bastan las reglas actuales de autodisciplina". Por su parte, el gobernador del Banco de Italia ha puesto el dedo en la llagasobre el problema del ensanchamiento de la deuda pública.

Según Ciempi, Italia necesita en este momento, para no volver a caer en una crisis económica peligrosa, de "eficiencia y estabilidad", lo cual no significa, ha añadido, "ni saltarse los límites de la prudencia ni imponer camisas de fuerza". Pero en lo que insisten todos es en la necesidad de llegar a Gobiernos estables, que sean verdaderos interlocutores, con quienes poder discutir y programar una acción económica eficaz y programada y salir así de la incertidumbre y de la esterilidad del tener que actuar solo al día y según los humores de uno u otro de los partidos del Gobierno capaz de poner cada mañana en crisis al Ejecutivo.