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El décimo premiado con 500 millones, vendido en Madrid

El premio gordo del sorteo extraordinario de invierno de la lotería nacional celebrado ayer, que recayó en el número 00970 y diseminó 800 millones en premios por toda España, resultó ensombrecido por los tres premios especiales al décimo, que sumaban más de 900 millones. La máxima fortuna recayó en el comprador -cuya identidad era desconocida ayer- de la fracción cuarta, serie tercera, del número 50.254, vendida en una administración del madrileño barrio de la Concepción: recibirá casi 500 millones por una inversión de 1.000 pesetas. Este mismo establecimiento, situado en la avenida Donostiarra, repartió otros 300 millones de pesetas del número 50.254.Los otros dos premios especiales al décimo correspondieron a la fracción octava, serie segunda, del número 00970, vendido en Ávila y dotado con 242 millones de pesetas, y la fracción novena, serie tercera, del número 33.780, al que corresponden 198 millones de pesetas, que cayó en Murcia. Ayer se desconocía la identidad de ambos agraciados.

El segundo premio, dotado con 20 millones de pesetas, correspondió al número 33.780 y fue vendido en la capital murciana. El gordo fue vendido en Porriño (Pontevedra), Ávila, Almendrale o (Badajoz), Ibiza, Valladolid, Aznalcallar (Sevilla), Madrid, Terrassa (Barcelona), Bigastro (Alicante) y Bilbao.

La máxima expectación se concentró, sin embargo, en la administración de lotería madrileña que repartió el premio especial de 497 millones. José Antonio García García, que regenta este establecimiento, manifestó su convicción de que se enterará de la identidad del afortunado cuando se le reclame desde un banco para verificar la validez del décimo premiado. Éste es el mayor golpe de fortuna salido de este quiosco, aunque, según su propietario, un año sí y otro no, se han repartido primeros premios.

Abundancia de jubilados

A tenor del perfil sociológico de este barrio, donde los jubilados no muy boyantes abundan -la cola que éstos formaban ayer ante este puesto hacía pensar en una ventanilla de cobro de pensiones asistenciales-, el azar tiene bastantes probabilidades de haber hecho justicia.Un revendedor de lotería, Diego Fernández, con un abrigo con muchos inviernos encima, se quejaba así. "Tengo el número anterior, el 50.253. Si me llegan a tocar a mí los 500 millones, levanto el barrio". Y describía sus sueños personales: "Tengo 11 hijos, casados y sin sitio donde vivir; les pondría un piso a todos".

Ni en bares ni en quioscos de prensa cercanos existía el menor indicio sobre el afortunado.

Nadie celebraba públicamente haber recibido algún pellizco de esos 300 millones también repartidos por este despacho de lotería. Y la tranquilidad de un poseedor de un décimo que decía ignorar aún cuál era su número le hizo blanco de sospechas de imposible verificación.

La anécdota ingrata se produjo en Porriño y en Almendralejo, donde, según Efe, se rechazaron sendas series del gordo, esto es, un repudio de 160 millones.

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