El director de deportes del COOB 92 tiene sus bienes hipotecados tras una anómala suspensión de pagos

Antonio López, designado recientemente director deportivo del Comité Organizador Olímpico Barcelona 92 (COOB 92), atraviesa una comprometida situación económica tras una anómala suspensión de pagos de su empresa, Vircris, SA, presentada en enero de 1987, que afecta a su imagen como gestor. A raíz de ella, en la que declaró deber 28 minones de pesetas a 12 entidades financieras, Antonio López y su esposa se comprometieron solidariamente a su pago. Us deudas pueden superar, sin embargo, 70 millones. El primer plazo, de 3.525.000 pesetas, vence el próximo 1 de febrero. López y su esposa garantizaron estos pagos con una hipoteca de máximo sobre un piso en Barcelona y un apartamento en Calella de Palafrugell, valorados cada uno en 15 millones de pesetas y ya afectados por anteriores hipotecas.

El ya difícil cumplimiento de estas obligaciones se ha visto agravado recientemente por el descubrimiento de un irregular uso por parte de Antonio López de dos tarjetas de crédito que la Federación Española de Motociclismo había puesto a su disposición para sus gastos oficiales durante el tiempo en que presidió el organismo. López fue incapaz de justificar debidamente todos los gastos realizados durante el pasado año con las tarjetas, que se elevaron a 11 millones de pesetas. Finalmente, pactó un arreglo con la Federación: se comprometió a abonar 4.450.000 pesetas, en concepto de gastos particulares no justificables como derivados de su cargo. Para hacer frente a esta deuda, López tuvo que solicitar recientemente un crédito personal, que al parecer ha sido avalado por personas vinculadas al mundo del motor.Las dificultades económicas particulares del flamante director deportivo del COOB 92, fruto de su gestión profesional, empezaron hace varios años pero se agudizaron a finales de 1985, momento en que su empresa Vircris, dedicada a los bordados industriales (vestidos de primera comunión y trajes de novia), había acumulado importantes deudas con su principal y prácticamente exclusivo proveedor: Maresma de Bordados, SA.

Varias fuentes coinciden en señalar que no fue una crisis propiamente industrial o comercial, sino derivada principalmente del elevado tren de vida y del nivel de los gastos particulares de Antonio López, que se correspondían más con los ingresos brutos que con los beneficios reales de la empresa. Ello provocó un progresivo endeudamiento y descapitalización de la compañía. La crisis de Vircris alarmó a varias entidades financieras con las que trabajaba, las cuales iniciaron diversas actuaciones -algunas de ellas judiciales- que llegaron hasta la petición de embargo de su vehículo Audi-90, con el fin de asegurar sus cobros. Sin embargo, estas actuaciones fueron paralizadas por una maniobra de Antonio López: decidió presentar una suspensión de pagos de Vircris en unos términos que medios jurídicos califican de sorprendentes.

Doce bancos atrapados

El expediente de suspensión de pagos declara un activo de 52 millones de pesetas y un pasivo (deudas) de 20 millones, pero sólo aparecen en él entidades financieras, como bancos y cajas (resultando atípica la inexistencia de otro tipo de acreedores). En un primer momento, el 17 de enero de 1987, se declararon deudas a 14 entidades financieras por un valor de 20.593.811 pesetas. Pocos después se modificó esta cifra, ampliándose hasta 27.582.496 pesetas, correspondientes a 12 entidades. Finalmente, en un compromiso de pago con garantía hipotecaria del pasado 29 de enero se reconocieron unas deudas de 28.200.000 pesetas.

La lista de acreedores está compuesta por las siguientes entidades: Banco Intercontinental Español, 5.600.000 pesetas; Caixa d'Estalvis del Penedès, 3.000.000; Banco Industrial del Tajo, 2.800.000; Banco Popular, 2.200.000; Banco de Bilbao, 2.300.000; Banca Catalana, 2.800.000; Caixa de Barcelona, 2.800.000; Banco Atlántico, 1.140.000; Banco Central 1.600.000; Banco Condal, 710.000; Banc Català de Crèdit, 2.600.000 y Banco Hispano Americano, 650.000 pesetas.

Sin embargo, posteriormente apareció la deuda al principal proveedor: Maresma de Bordados, SA, por 41.572.000 pesetas. Ello supone que las deudas reales de este gestor del COOB 92 alcanzarían como mínimo los 69.772.000 pesetas, cifra muy superior al activo declarado de 52 millones de pesetas, lo que a juicio de diversos juristas supone una clara anomalía del expediente pendiente de resolución judicial.

Tras el cese de relaciones comerciales con Maresma de Bordados, que dejó de suministrar género por falta de pago, la empresa de Antonio López continuó trabajando con un nuevo proveedor, Equip Textil, SA. Tampoco esta relación fue muy fructífera: al cabo de unos meses Equip Textil dejó de suministrar, quedando colgada con una deuda de Vircris próxima a los ocho millones de pesetas.

Las dificultades y falta de formalidad en los pagos han sido una constante en la actividad industrial del dirigente del COOB 92. Una empresa de su familia, La Suiza Industrial, también dedicada a los bordados, inició su declive cuando él tomó las riendas, y acabó yéndose a pique. Más tarde, Antonio López volvió a los bordados con la sociedad Vircris, constituida en julio de 1981. El capital de Vircris le pertenece mayoritariamente a él, que es el apoderado, y a su esposa, Carme Guiamet, administradora. Cada uno posee el 47% de las acciones.