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El año de la verdad

Sin duda el hombre del año ha sido Mijail Gorbachov. Es interesante constatar que dos sistemas, dos civilizaciones dominantes han subrayado sus limitaciones, sus fracasos. Ya que, por muy atractiva que sea la figura de Gorbachov, uno se da cuenta que debe su éxito al vigor y a la audacia con las que ha denunciado a su propia sociedad. Sólo en textos anticomunistas se encuentran, tan claramente como ha expuesto Gorbachov, el declive de la moral de un pueblo y la anarquía de su economía. Por otra parte, vemos que el presidente de la nación más poderosa del mundo, Ronald Reagan, terminaba su mandato con miedo a la recesión tras el crash financiero, y obligado a entenderse con su enemigo en el desarme. Reagan no hace balance de los fracasos de su sistema. Deja este trabajo a sus sucesores. Pero este balance es desastroso para EE UU y Occidente.

Nunca se ha dado un aviso como éste a los pueblos europeos. Estos ya no pueden ignorar lo que les espera si no pueden o no saben aunar sus recursos y sus instituciones en una voluntad común. La aparatosidad con que se derrumban las experiencias soviética y americana deberían hacerles tomar conciencia. Tienen que escoger: o continuar discutiendo sobre cuestiones regionales y chovinistas, o acaso les visite la iluminación de sus intereses y hagan renacer la civilización que ha sido el origen de toda la cultura moderna.

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, 31 de diciembre

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