_
_
_
_
_
EL SORTEO DE NAVIDAD

En La Hermana de Doña Manolita sólo hay "cositas"

La famosa administración de loterías de la Puerta del Sol, transformada en tienda de chucherías

El letrero de la entrada lo dice bien claro: "La lotería en la calle; dentro no hay". Aquella señora lo interpretó a su manera, y, ni corta ni perezosa, entró en el establecimiento para preguntar discretamente: "Oiga, por favor, ¿dónde está la calle dentro?". Y se quedó tan ancha.

Más información
El premio de 1986 viajó a Australia
Las ventas de la lotería del'gordo' superan la barrera de los 100.000 millones

Sucedió en la que hasta el mes de febrero era una de las más prósperas administraciones de lotería .La Hermana de Doña.Manolita, en la Puerta del Sol. El local, que vendió el año pasado cerca de 750 millones en billetes del sorteo de Navidad, fue clausurado tas la repentina huida al extranero de su regente, Alfredo Salado, que tenía una deuda con Hacienda de 38 millones.Tras un par de meses cerrado a cal y canto, el local volvió a abrir con un sorprendente lavado de cara. "No hay lotería; aquí hay cositas", reza uno de los muchos carteles de la entrada. De poco sirve tan machacona insistencia. "Desde noviembre viene una medida de 400 personas diarias pidiendo décimos; esto es un mareo constante", afirma María Angeles Cortés, de 26 años, dependienta de la pequeña tienda de regalos que ha invadido el recinto sagrado de la lotería.

"¡Qué poco respeto al pueblo madrileño! Esto era parte de nuestro folclor. ¡Qué falta de respeto!". María Ángeles tiene que soportar diariamente sacudidas como ésta. O la de aquel anciano que entra con aire vaporoso, se pene de puntillas ante una estante -la colmada de muñecos pelusenes y les pide como si tal cosa: "Por favor, ¿me da un décimo?".

María Ángeles afirma que el propietario del local sigue siendo Alfredo Salgado, que continúa en paradero desconocido.

Quienes no parecen necesitar techo para salir adelante son las 12 loteras que han crecido a la sombra de doña Manolita. Las leteras franquean con sus sillas el umbral del establecimiento y lanzan sus consignas a cientos de transeúntes. "El bajón se ha notado mucho", afirma Pilar Sierra, de 60 años. "Ahora vendemos euro 20 y 30 décimos al día, la mitad que el año pasado".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Antes picaban quienes se hartaban de esperar inútilmente en la cola que enfilaba la administración de lotería. Ahora se alimentan de decenas de desengañados como aquel que vino expresamente desde las islas Canarias que no acaban de creerse que allí no haya lotería .Solo venden cositas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_