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COMUNICACIÓN

La Prensa de París se enfrenta a una de las crisis más graves de su historia

Lluís Bassets

La enfermedad ya crónica de la Prensa parisiense, que ha llevado a una constante caída del número de lectores desde 1970 , se ha manifestado en los últimos días en vanos sarpullidos. Esto sucede a cuatro meses de las elecciones presidenciales y en un momento de abundantes movimientos de capital, a veces violentos, originados por las privatizaciones de empresas públicas y por el aumento de la oferta televisiva.

Tres periódicos se hallan con dificultades económicas, un semanario ha cerrado una dificil etapa de cambios de propiedad, y un gran proyecto de diario de difusión nacional, equivalente al norteamericano USA-Today, acaba de ser suspendido por sus promotores, ante la falta de confianza en sus posibilidades económicas.Libération, el joven y sorprendente periódico que (firige Serge July, se ha visto obligado a apretarse el cinturón para resolver principalmente los graves problemas financieros ocasionados por la marcha mediocre de la edición de Lyón, en un momento crucial de la vida del periódico, como es la informatización de la Redacción.

Las repercusiones de la aventura lionesa han obligado a un plan de austeridad que implica la desaparición de 35 puestos de trabajo. Libératión se halla, sin embargo, en un excelente momento de ventas (unos 150.000 ejemplares), consolidado en la práctica como uno de los periódicos influyentes de la capital.

Le Matin, el también joven periódico de coloración socialista, sigue atravesando un largo calvario para evitar la desaparición. Después de una campaña apasionada, dirigida por la Redacción, para hallar un grupo de accionistas que se hiciera cargo del periódico, Le Matin ha salido este otoño con un diseño renovado y un plan de salvación financiera. Según su director, Le Matin corre "el riesgo de morir curado".

El plan de salvación ha logrado una reducción del déficit mensual a una cuarta parte (1,5 millones de francos actualmente, es decir, 30 millones de pesetas), el freno a la caída de las ventas (actualmente en 66.000 ejemplares) y la perspectiva de reequilibrar el presupuesto mensual en la próxima primavera. Los salarios, sin embargo han empezado a cobrarse con retraso desde noviembre pasado, y se ha terminado la indulgencia de los acreedores, empezando por la Société Générale, el banco que ha apadrinado la operación. Le Matin necesita ahora 10 millones de francos (200 millones de pesetas) para llegar hasta la primavera. Una vez más ha hecho un llamamiento a los accionistas y a los lectores para que suscriban participaciones.Situación crítica

Le Quotidien de Paris pertenece al mismo propietario de dos títulos prósperos (Le Quotidien du Médécin y Le Quotidien du Pharmacien), pero se halla también en una situación crítica con sólo 30.000 ejemplares de venta diaria y un déficit para este año de 19 millones de francos. Philippe Tesson, su propietario, busca nuevos socios que insuflen dinero y energías en este periódico de clara orientación derechista.

La impronta ideológica del propietario no es la dificultad menor. El ex propietario de L'Exprés, Jimmy Go1dsmith, intentó infructuosamente entrar en Le Quotidien, pero sus exigencias de reducción de plantilla (30 puestos de trabajo sobre 120) y de cambios en la línea redaccional hicieron naufragar las negociaciones.

Go1dsmith acaba de abandonar la presidencia del comité editorial del semanario L' Exprés, que había sido de su propiedad hasta el pasado verano, momento en que una empresa recientemente privatizada, la Compañía General de Electricidad (CGE), pasó a poseer el núcleo de control del semanario. La presencia de Go1dsmith y su propia oferta para retomar el paquete mayoritario han sido rechazadas, según muchos comentaristas, por el veto del Gobierno, que no confía en el magnate franco-británico.

La CGE, como casi todas las compañías privatizadas, cuenta con un núcleo de control directamente nombrado por el ministro de Economía, Édouard Balladur, y a través suyo, el Gobierno puede orientar las decisiones. Aunque esta gran empresa de electrónica e informática no tiene vocación periodística y desea desprenderse del título, será dificil que se produzca antes de la elección presidencial de mayo de 1988, pues L´Exprés no esconde sus simpatías por el primer ministro, Jacques Chirac.

El pesimismo del grupo Hachette,

Como un signo de pesimismo sobre el futuro de la Prensa francesa, los patronos del grupo Hachette Jean-Louis Lagardére y Daniel Filipacchi, dos triunfadores de los medios de comunicación franceses, han decidido no llevar a término su proyecto, Omega, de diario de difusión nacional, impreso en varias plantas simultáneamente.Hachette sufrió en la pasada primavera un importante revés, cuando la Comisión Nacional de la Comunicación y las Libertades adjudicó al grupo Bouygues el primer canal de televisión, TF1. Desde entonces, Hachette ha intensificado su diversificación en la Prensa regional, y tenía puestas sus esperanzas en este gran proyecto de periódico global francés. Pero, según Filipacchi, el nuevo periódico "significaría hacer canibalismo sobre nosotros mismos". La Prensa regional francesa, en la que ha invertido Hachette, es, a diferencia de la parisiense, la más próspera y la de mayores ventas.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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