Comerciantes y usuarios, satisfechos por la próxima apertura de una comisaría en la estación de Sol
"Todo lo malo que pasa arriba ocurre aquí abajo". Con esta frase resume uno de los vigilantes jurados de la Compañía Metropolitano la situación que, a su juicio, hace aconsejable la próxima apertura de una comisaría en la estación de Sol. De la misma opinión son los empleados, los usuarios y los que trabajan en las tiendas subterráneas, que no ven por qué la presencia de una comisaría puede deteriorar el ambiente de la estación. "Los chorizos en acción producen peor efecto", dice una usuaria. Mientras tanto, continúan las obras de esta comisaría en la que trabajarán 80 policías.
"Creo que es una idea fenomenal", decía el pasado jueves una empleada de uno de los comercios de la estación de Sol, recordando tal vez los ocho atracos que ha sufrido ya el establecimiento. "Tendría que haber más policía y en muchos más sitios", añadía. "Nos van a ahorrar horas y horas de espera en las comisarías para presentar denuncias".La apertura de la comisaría, anunciada esta semana por el director gerente de Metro, Vicente García Álvarez, no podrá, sin embargo, realizarse antes del mes de abril.
Mientras se construye la comisaría, los 160 vigilantes jurados deberán seguir ocupándose en solitario de localizar y detener a los autores de tirones, atracos con navajas, peleas y actos de vandalismo.
Además de hacerse cargo de los que se cuelan, de los que insultan o agreden a los empleados, de los vendedores ¡legales o de los mendigos. "Mucho trabajo para tan poca gente, lo que hace que a veces lleguemos media hora después de haber ocurrido los hechos", dice uno de los vigilantes consultados.
Salvaguardar la seguridad
La comisaría de policía de la estación de Sol le costará a la Compañía Metropolitana 20.718.000 pesetas y tendrá una superficie de 350 metros cuadrados. En ella, un equipo de 80 personas, al mando de un comisario jefe, se ocupará de salvaguardar la seguridad de las más de 500.000 personas que utilizan este transporte a diario.La presencia policial no supondrá la desaparición del personal de seguridad, que incluso se verá aumentado este año. "Los vigilantes que trabajan en la red tienen ahora que trasladar a los detenidos a las comisarías existentes y muchas veces han de acudir también los jefes de estación o las taquilleras, lo que supone muchas horas perdidas de trabajo", dice García Álvarez.
Una vez obtenida la autorización para construir la comisaría en un entramado de pasillos liberados tras la reforma de la estación de Sol el año pasado, los técnicos de la compañía tuvieron que mantener diversas reuniones con mandos de la policía para diseñar la estructura del nuevo recinto, que estará una vez pasadas las taquillas de la boca de la calle de Carretas.
"La construcción de esta comisaría se debe a la aportación del Metro. En su diseño los técnicos han tenido que cambiar distintos elementos, pues, por ejemplo, nos indicaron que no debía haber azulejos en los calabozos, pues podían ser utilizados para hacerse heridas, que era conveniente que la pintura no fuera áspera y que había que evitar que hubiera salientes", dice García Álvarez.
El resultado será una comisaría con sala de espera, retén de control, inspección de guardia, despachos para el comisario jefe, secretaria y segundo jefe, salas para la policía judicial y policía uniformada, así como dos calabozos, aseos, vestuarios masculinos y femeninos, archivos y cuartos de limpiezas e instalaciones.
En la memoria del proyecto, como si de un piso de alto nivel se tratara, se afirma que "los materiales y acabados son de calidad alta, incluyendo entre sus instalaciones, un sistema de calefacción-refrigeración". Esta infraestructura es imprescindible si se tiene en cuenta que la conúsaría estará ocupada por un comisario jefe, un comisario segundo jefe, uno o dos grupos de policía judicial, 40 policías uniformados al mando de un oficial, personal de secretaría y administración.
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