_
_
_
_
_

La nariz de Jack Nicholson

Allí había pasado algo raro. Jack Nicholson llegó al intermedio con el cuerpo entero y, de buenas a primeras, volvió a la pantalla con la nariz rota y con la cara corno un sembrado de patatas. Los espectadores se preguntaban: "¿Le habrán pegado en el descanso?", "¿se habrá caído de bruces durante el rodaje de Chinatown?".

La confusión se adueñó de la sala. Entonces se paró la proyección, las luces se encendieron y al rato volvieron a apagarse. Jack Nicholson volvió a la pantalla tan íntegro como la había dejado antes del intermedio. Poco después recibió una soberana paliza que no le dejó un diente sano. Todo esto ocurría en el segundo rollo de la película; el inquieto tercer rollo regresó a su caja y tuvo que conformarse con aparecer en último lugar.

Ocurrió en el salón de actos del centro cultural de Hortaleza, uno de los 40 centros de este tipo que el Ayuntamiento tiene repartidos por toda la ciudad. La mayoría proyecta películas semanalmente por un precio nunca superior a los 20 duros.

El aula de cine de Hortaleza fue de los pioneros. Rubén Caravaca, coordinador de los servicios culturales, fue el padre de la criatura, allá por 1981. "El cine club se estrenó con Novecento", explica, "y ha intentado mantener desde entonces un mínimo de calidad". Hortaleza participó el año pasado en un ciclo del director Vigas Lugas, en el que colaboraron otros siete centros culturales.

En la variedad está el gusto, y la programación de un centro como el Espronceda (Tetuán) incluye Jules y Jim y Tarzán y la cazadora con solo unas horas de diferencia.

Los adultos acuden tímidarriente, pero los pequeños abarrotan las salas. Algo parecido a una invasión se vivió en Hortaleza el día que proyectaron una película del grupo Parchís: hubo que organizar seis sesiones continuas para contener la incesante avalancha infantil.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

De cara a las Navidades, casi todos los centros programan películas en sesiones matinales. La entrada infantil suele costar 50 pesetas, aunque en algunos centros es gratuita. La principal atracción es el cielo de Steven Spielberg, en el centro cultural Lavapiés, y las películas de Walt Disney y Astérix, que llegarán a varias pantallas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_