Maia Chiburdanidze
La campeona que aprendió a jugar al ajedrez en defensa propia
Tras unos minutos de conversación, Maia Chiburdanidze demuestra ser tímida, cariñosa y poco amiga de los sobresaltos. Pero ese temperamento encaja difícilmente en su biografía porque, a los 26 años, esta georgiana es campeona del mundo de ajedrez, parlamentaria, experta en lenguas clásicas y está a punto de terminar la carrera de Medicina, Después de su impresionante actuación en el último torneo de Bilbao, Chiburdanidze comenta en Sevilla las partidas de Kasparov y Karpov.
Aunque ganó el título mundial a los 17 años, rechaza el calificativo de niña prodigio y asegura que "el ajedrez me eligió a mí y no al revés". Su contundente hermana mayor le pegaba cuando perdía, lo que tal vez motivó un rápido desarrollo de su inteligencia en defensa propia. "Una vez, a los ocho años, estaba a punto de perder una partida y me sentí aterrorizada porque vi que mi hermana ya tenía el cinturón en la mano. Entonces simulé un fuerte dolor de estómago y me puse a gritar. Llamaron a una ambulancia y me libré de la paliza".Después el destino fue condescendiente con ella y la protegió con la calidad técnica y humana de Eduard Gufeld, su primer entrenador y permanente padre espiritual. Por eso sigue inmersa eri el apasionante mundo de las 64 casillas pero lejos del fanatismo que caracteriza a otros profesionales: "El ajedrez está en mi vida, pero no toda mi vida es ajedrez. Por ejemplo, Eduard iría con un tablero incluso al infierno; en cambio, creo que yo no lo llevaría ni siquiera a una isla desierta".
Su matrimonio terminó muy pronto en separación, "pero eso no tuvo nada que ver con el ajedrez. De todas formas, la vida que llevo es dificilmente compatible con una relación estable". Chiburdan.idze acude regularmente a las sesiones del Parlamento de Georgia, donde forma parte de la. comisión de Juventud. En su opinión, "la perestroika está todavía en Moscú, pero pronto llegará a las repúblicas". También se dedica a investigar la historia del pueblo georgiano, cuya conexión con el vasco no admite dudas para ella: "Aunque el nexo de unión esté muchos siglos atrás, existen tradiciones culturales comunes que no se encuentran en otras partes de Europa, como la forma de labrar la tierra o de cultivar el trigo. En la universidad de Tiflis tenemos una cátedra dedicada a este tema".
Tras su memorable actuación en Bilbao, donde finalizó imbatida en el tercer puesto, superada solamente por Karpov y Andersson, su próximo objetivo es clasificarse para el ciclo del mundial masculino, "pero antes quiero demostrar que lo de Bilbao no fue una casualidad. Me gustaría confirmar ese resultado dentro de dos meses en Linares, cuyo torneo tiene ya un gran prestigio internacional". No le da importancia al sexo de sus rivales: "Sólo me fijo en la posición de las piezas en el tablero. Por el contrario, noto que algunos hombres se ponen muy nerviosos cuando juegan contra mí".
Sus comentarios en el teatro Lope de Vega de Sevilla han sido muy aplaudidos por los espectadores. Asegura que "después de enfrentarse tantas veces, Karpov y Kasparov están dominados por la tensión y a veces caen en graves errores que los especialistas tratan con benevolencia. Si los cometiera una mujer, las críticas serían feroces".
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