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El día en que el CDS enseñó los dientes

Los centristas advierten a los socialistas de la Comunidad y del Ayuntamiento que les necesitan para gobernar en paz

El pasado miércoles, el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid mantuvo una reunión que no había sido prevista. Joaquín Leguina, presidente del Ejecutivo regional, decidió convocar a los consejeros y adelantar la sesión que habitualmente viene celebrándose cada jueves. Esa misma mañana, el CDS había dejado caer en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid dos amenazas muy similares para la gobernabilidad de ambas instituciones. El jueves pudo ser un día negro para los gobiernos socialistas. Al final, el CDS se limitó a gruñir y mostrar los dientes.

Fernando Castedo, cabeza de fila en la Asamblea de Madrid, había mantenido a lo largo de la mañana del miércoles una actividad frenética a través de varias emisoras madrileñas. El dirigente centrista había advertido que su grupo estaba considerando la posibilidad de apoyar la enmienda a la totalidad presentada por Alianza Popular a los presupuestos autonómicos. Ello supondría que el proyecto sería devuelto al Gobierno regional en lo que podía interpretarse como una moción de censura.La amenaza de Castedo, perfectamente medida y calculada, coincidía en el tiempo y en la estrategia con la operación que esa misma mañana había puesto en marcha Agustín Rodríguez Sahagún, portavoz del grupo de concejales centristas del Ayuntamiento de Madrid: si no se retiraban de los presupuestos municipales las partidas de la Gerencia Municipal de Urbanismo el CDS no daría su voto favorable y haría devolver el proyecto al equipo de gobierno. El CDS mostraba los dientes al PSOE y hacía valer -por primera vez sin ambigüedades- su papel de partido bisagra en ambos gobiernos.

El malestar del CDS con el Gobierno regional arrancaba, en teoría, del veto que socialistas y aliancistas habían impuesto a una enmienda que el CDS había presentado en la junta de portavoces de la Asamblea. Pero lo cierto es que las amenazas centristas eran productos de una acumulación de agravios que les habían inferido los socialistas.

Por eso, cuando Fernando Castedo analiza las relaciones con el PSOE, muestra una cierta amargura en sus palabras: "El PSOE está funcionando como mayoría natural con AP cada vez que se debate un tema político. Lo hizo con la base de Torrejón, y lo ha hecho con el Consejo Económico y Social". A los centristas no les gustó nada que el Grupo Socialista se ensañara con su proposición de ley para la creación del Consejo Económico y Social, ni, tampoco, que mantengan formas propias de una mayoría absoluta, "sin tener en cuenta que sin nosotros no pueden gobernar, o han de hacerlo con la derecha".

Sin piedras en el camino

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Agustín Rodríguez Sahagún comentaba hace unos días: "Nosotros queremos que gobiernen y que lo hagan con tranquilidad. No vamos a ponerles piedras en el camino. Pero eso no quiere decir que vayamos a permitir desmanes ni abusos".Cuando Joaquín Leguina analiza las cosas, las cuentas le salen distintas. "Lo que no se puede es querer gobernar desde la oposición. Presionar, no negociar, y que aceptemos todo lo que nos presenten. Tienen demasiadas tentaciones de imponerse". A su juicio, así han funcionado en la proposición del Consejo Económico y Social, "que no negociaron con nadie; y con los presupuestos han hecho lo mismo".

Tal vez por eso en el Gobierno regional las amenazas del CDS fueron perdiendo fuerza a medida que transcurrían las horas. La anticipada reunión del Consejo acabó de forma relajada y con la decisión de aceptar hasta el final el pulso iniciado por el CDS. Joaquín Leguina, al término del Consejo, calificaba de "show" la operación de los centristas y adelantaba que en ningún caso, aun en el supuesto de que le fueran devueltos los presupuestos por la Cámara regional, pensaba dimitir. El jueves por la mañana se sabía ya que los centristas, una vez lanzada la advertencia, habían decidido abstenerse en el debate. Por la tarde, cuando el portavoz del grupo explicó su postura ante el pleno de la Cámara regional, al dirigirse a los bancos de AP, aclaró lo que en el fondo era su propia situación: "Los que gobiernan", les dijo a sus señorías, "son ellos. Y ellos hacen su propia política".

Lo que sí saben ahora los socialistas es que el CDS puede repetir en cualquier momento sus amenazas. Y que éstas constituyen un elemento de control sobre una forma de gobierno. El mismo Joaquín Leguina reconocía el pasado jueves que "éste sí es un debate político: qué sistema de control hay que establecer y hasta dónde debe llegar".

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